Amadineyá



El presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad – que cada uno lo pronuncie como quiera, si es capaz -, ha concedido una entrevista a Televisión Española. Se nos ha vendido como un logro porque con ese Presidente no debe hablar casi nadie que no sea iraní, entre otras cosas porque el iraní es muy difícil. Además, da la casualidad de que desde que llegó al poder parece empeñado en producir energía atómica “para buscar la paz y la hermandad”, conduciéndole su religión a "adorar a Dios y a la dignidad de los hombres”. Y la mía. Y no hace falta fabricar 50.000 centrifugadores atómicos para enriquecer un uranio que ya es rico de por sí (Aquí no sé si he dicho alguna burrada, pero es lo que leo en los periódicos y ya se sabe que casi todo se lo inventan…)


Pero yo no traigo aquí este tema por eso, ni por lo otro, ni por lo de más allá. Bueno por lo de más allá sí. Resulta que la presentadora, una tal Pepa Bueno, tuvo que ponerse el velo islámico para hablar con el Señor “Amadineyá”. Y digo tuvo que ponerse porque no creo que habitualmente esa señora lleve en la cabeza un pañuelo como si fuera una actriz de “Jolivuú” de los años cincuenta.


¿Eso está mal? Yo creo que no. “A donde fueres, haz lo que vieres” dice el refrán. En términos generales y eliminando todo aquello que vaya contra natura como la ablación y cosas peores (que aunque parezca increíble las hay) , si voy de viaje a un país en el que por Ley o Religión, que en esos sitios viene a ser lo mismo porque no han separado todavía los poderes, las mujeres llevan pañuelo en la cabeza y los hombres hacen el pino con las orejas, tendré que adaptarme a lo que hacen allí. Si no soy capaz de hacer el pino con las orejas, ya sea por principios, ya sea porque es francamente difícil, pues no voy y seguro que no pasa nada. Y si soy periodista, no entrevisto.


Ahora bien, cuando el Señor “Amadineyá” venga a España – algún día tendrá que venir porque somos la segunda o tercera potencia mundial, no estoy seguro del todo del puesto que ocupamos – la señora Bueno, Pepa para los amigos, le tendrá que entrevistar otra vez. Y esa vez no aceptaré que lleve pañuelo en la cabeza. Y si él no sabe hacer el pino con las orejas, que no venga.


Hala.


Tal y como no soy

Aquí estoy yo otra vez, tal y como no soy… que decía el Poeta.


No se me había olvidado que tenía un blog, es que estuve en una Procesión de Sevilla y no he conseguido volver hasta hoy. Era tan larga que iba desde Híspalis hasta la ciudad donde el destino quiso que viviera. Eso sí, era una Procesión muy especial: millones y millones de coches encerrados en una carretera nacional. Había tantos vehículos, incluso coches, camiones, “fragonetas”, autobuses y algún que otro turismo o similar, que si entraba alguno más se desbordaba la carretera.

Pero lo conseguí. He regresado. Vuelvo a la bendita rutina.

Sí, ya sé que eso me pasó el Domingo de resurrección pero… ¡qué más da! Lo importante es decir algo, aunque sea mentira.


Posdata: ¿un vehículo es igual que un coche?

 
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