Uno es su vida





Uno es su vida. Y la de sus abuelos. Y la de sus padres. Y uno es como ha aprendido que hay que ser, aunque esté equivocado. Y nadie le tiene que decir que lo suyo no lo ha vivido o no ha existido porque sí lo ha vivido y porque sí ha existido.


La guerra – la nuestra y cualquier otra - destruyó cientos de familias de uno y otro bando. Y la democracia nos enseñó que podemos vivir juntos, pensemos como pensemos, seamos lo que seamos, y que sólo las urnas deciden quién ostentará el poder temporalmente. Por eso, hasta hoy, mientras la ley no lo prohiba, cada uno puede pensar en este país que llamamos España como quiera y le apetezca.


Vivimos en DE-MO-CRA-CIA que es una cosa que se inventó 5000 años antes de Cristo por los griegos. En ella los políticos representan el poder del pueblo, que somos nosotros. Y es el mejor modo de vivir, aunque haya decisiones que muchas veces no nos gusten. Y nosotros somos tan sólo los nietos de los que murieron en la guerra y los hijos de los que construyeron nuestra querida libertad. Y la mezcla, en la mayoría de los casos, de esos dos bandos. Sangre de las dos “españas” corre por nuestras venas, aunque no queramos. Y gracias a esa democracia que nos ha tocado vivir podemos decir con libertad VIVA FRANCO, VIVA CARRILLO o VIVA LA MADRE QUE ME PARIÓ. Sin que esté prohibido. Sin que nadie te censure. Sin que nadie se mofe o haga befa de lo que uno piensa porque su abuelo estuvo en uno u otro bando o porque su padre participó en el 75 desde el ala socialista, el centro o la derecha.


Yo, personalmente, mí-me-conmigo, tuve la suerte de tener un abuelo republicano que murió, con demencia senil, diciendo “que vienen a por mí” “que me llevan al molino” (que era donde fusilaban a los rojos “coloraos” como él) y otro abuelo Carabinero (hoy sería Guardia Civil reconvertido), que se salvó milagrosamente de ser fusilado en la plaza de toros de Cáceres por el sólo hecho de acoger en régimen de pensión en su casa a un capitán del ejercito franquista. Y aún suponiéndole de “derechas” se salvó por minutos - y por la valentía de ese capitán que se puso delante del pelotón y dijo que si disparaban contra mi abuelo le dispararan primero a él - de ser fusilado por sus “amigos” del bando nacional.




¿Tengo que cargarme yo a alguno de mis abuelos ahora? ¿Los puedo seguir aceptando como eran? ¿Qué página de mi propia historia arranco?

5 comentarios:

aldara san lorenzo dijo...

Si no te importa, aleloquerido, me lo llevo... es exactamente lo que pienso y no sabría nunca decir tan bien. Todos tenemos nuestras historias de queridas personas que sobrevivieron o perdieron la vida en una guerra que YA PASÓ. Todo quedó atrás y hay tiempo y espacio por hacer, ahí mismo: delante.

Un beso,

it

PIL dijo...

¡¡¡AMEN!!! Alelo Mío

alelo dijo...

it: No te lo lleves muy lejos, que a lo mejor lo necesito...

pilo: Lo tuyo no tiene arreglo. El texto habla de personas normales, como yo...

PIL dijo...

¿me estas llamando @norm@l? Para una vez que te doy la razon...

almena dijo...

suscribo de principio a fin todo lo que expones, Alelo.

Un abrazo!

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