Lo que veo...

Esto es lo que vieron mis incrédulos ojos ayer.


Así no salimos de la crisis. Digo yo...

Esos niños...

Foto sacada al azar de la Red

A propósito de un resfriado infantil:

- Papaaaá ¿Por qué si mi nariz es tan pequeña tengo unos mocos tan grandeeeees?

Borrachos…

Si la copa en que libas, si el labio que oprimiste
acaban donde todo comienza y se concluye,
piensa que ahora eres el mismo que ayer fuiste,
y más allá no harías nada más que aquí hiciste.
Omar Khayyam

Aquella noche sorprendí a sucios borrachos en mugrientas tabernas contando y cantando a gritos una verdad, la suya, la única que alcanzan a comprender. Gentes enfebrecidas sin un pasado transparente o conciencia creíble que brindaban sus deshonras en brillantes copas de traición. Aves nocturnas que hasta la extenuación chupan sin pudor la sangre de aquellos que se labraron un merecido descanso y ninguna culpa tienen. Individuos que escondían vilmente bajo sus harapos un triste secreto. No lo pueden guardar, no lo saben guardar…

Aquella madrugada se me apareció de repente la memoria para recordarme en la resaca del sueño que blasfemaban, que siempre mintieron. Que sólo buscaron narcotizar su inestable moralidad con la gloria efímera que proporcionan el güisqui o el ron, la artería o el engaño. Que maldijeron lo ajeno sin vergüenzas por miedo a revelar su propia identidad, esa que les llevó por la aciaga senda en la que vegeta el extravío, tal vez la falsedad, acaso el desconsuelo…

Aquella mañana, cuando desperté del sofoco y bebí en la fuente de la tranquilidad descubrí con asombro y pesadumbre que la ficción, lo que vi y lo que soñé, aquello que quedó grabado en las paredes de mis recuerdos, supera con creces a la realidad humana, que somos como somos y que el cambio no es una prioridad en nuestras conductas.

Así nos va…

Silencio...


Permanezco en silencio delante de un papel desnudo que me interroga sin pudor, que hace compuestas preguntas a un ser en origen tan simple, incauto diría si no fuera porque todo está escrito. Quiero plasmar enormes y vívidos sentimientos que me ahogan más desconozco el lugar exacto dónde se pueden colocar. En el entretanto, el calendario me recuerda que pronto tendré que hacerlo, quiera o no, pueda o tampoco. Tengo la vista clavada en un blanco inmaculado que espera con paciencia lo que no puedo contar, lo que no sé decir, lo que no estaría bien publicar en esta parte de la historia. Hace tiempo hubiera podido vencer estas penumbras articulando palabras gratuitas, de esas que regala el conocimiento en días de gloria, cuando los hay, si acaso existen, y verbos conjugados alegremente en el ser o el estar, acaso en el parecer.

Hoy no. Hoy mis devaneos esperan la llegada de la primavera sentados en el pretil de ese antiguo puente de piedra cubierto de vida por el que el hombre de ayer no volverá a pasar, nunca pasará. Hoy vigilo las limpias aguas que corretean entre sus piernas, por si algún desalmado, aprovechando obligadas ausencias, las quisiera robar. Y le pongo puertas al campo esquivando imposibles, sorteando malas artes, eludiendo desengaños que pudieran brotar en cualquier terruño.

Hoy vigilo una sombra que se alejó de la materia sin permiso en un día de verano, que abandonó la sierra que vio nacer la resolución y el carácter de tantos otros, aquellos que guardaban celosamente en los adentros, para sí, algo que nunca acaba de cuajar.

Hoy estoy preparado para que aquello que un día soñé se cumpla, sin saber por dónde y con quién empezar…

 
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