Sinrazones (aparentes)

Llevo varios días sin historias que contar. Llevo varios días intentando plasmar en el papel sentimientos o historias deformadas convenientemente para no herir las susceptibilidades del lector y, por supuesto, del autor – al que también hay que tener en cuenta -. Llevo varios días en la equivocada creencia de que hay una obligación moral y mayor que me lleva a alimentar de palabras esta bitácora, aunque acaben siendo mentiras. Llevo varios días diciéndome a mí mismo que el blog es un entretenimiento y no una condena a cadena perpetua, una forma de sacar textos o “partes del otro yo vagabundo” que de otra forma nunca llegarían a ser al exterior, que es donde vivimos los demás.


El señor que vive dentro de mí y que me cuenta las cosas que digo y a veces transcribo parece dormir, plácidamente. Un sueño profundo que le impide sostener conversación alguna con alguien tan importante para él como el que esto escribe, que no es otro que el que le soporta y le escucha cuando a él le viene en gana. Y yo, el que vive en el mundo virtual, no soy capaz de juntar una sola letra sin su ayuda. Las cosas que veo y siento no llegan al papel, no creo que tengan una entidad suficiente para ser públicas. A lo mejor las que sí llegaron a los demás en otro tiempo tampoco tenían esa entidad, pero el estado de ánimo fue en ese momento diferente y vieron la luz… o el ocaso, que todo puede ser.


Quizás la primavera - tan querida por unos, tan apartada por mí - está haciendo otra vez de las suyas. ¡Cuán lejos queda el Otoño! ¡Qué largo me lo fiáis Don Diego!

Sierras Norte




Tengo un amigo al que le gustaba mucho hacer “dibujinos”. Se hizo mayor y montó una empresa de comunicación gráfica y arte.

Hoy me sorprendí con uno de sus últimos trabajos:

Divagaciones (de ayer…)



Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no. Mark Twain.


¡Qué temprano me he levantado! ¡Pero si es domingo! Hoy no tengo nada que hacer. ¿Para qué me levanto? Y los lunes no hay quién pueda conmigo…

Voy a escribir. Me apetece escribir. Con el café todavía caliente, enciendo el ordenador y miro por la ventana. ¡Qué día más perro! ¡Parece otra vez invierno! Tarareo, no se me va esta canción de la cabeza... es día de frío y vienes a casa, vienes de la tarde cansada de un jueves… pero es domingo, por la mañana y domingo…

Y escribo. Y emborrono. Y rectifico. Y vuelvo a escribir…

Que la piel que te recubra
sea la piel que yo de dejo.
Que la tuya la gastaste
por cobijar tus pequeños.

Que la flor que yo te envío
sea la flor de mi recuerdo.
Que su aroma y su fragancia
invadan todo tu cuerpo.

Sigo escribiendo y emborronando….

Y así,… tiempo con año,
y así,… tiempo con tiempo,
con el olor de las rosas
y el abrigo de mi cuerpo
puedas sentir el calor
que guardo yo en mis adentros,
que me quema, que me aturde,
que pace en mis sentimientos.

Ya sé. Anoche me acosté tarde… como todas las noches. ¿Por qué me acuesto siempre tarde? Arropé a los niños. ¡Qué felicidad transpiraban! ¿Con qué soñarán? El mayor, siempre colocado, siempre en el centro de la cama, preparado para la foto. Y arropado, siempre arropado hasta el cuello… El mediano, ¡ay el mediano!, el cuerpo entero encima de la almohada, cabalga a lomos de su corcel. ¿Qué soñará? Le sobra toda la cama ¿para qué la compraríamos tan grande? Le coloco, le arropo, le beso... El chiquitín, con los pies atravesados en los barrotes de la cuna… parece un niño Jesús de escayola… ¡La lata que da durante el día!.. Abre los ojos… ¡Duérmete niño, duérmete! Ya está. Que la piel que yo…por cobijar tus pequeños…

Me puse el pijama, sin hacer ruido, entre tinieblas, con el sigilo propio de un espía, con la impaciencia de aquel que no quiere molestar. Entré en la cama, mi cama, nuestra cama. ¡Qué sensación! ¿Hay algo más confortable? Alguien la calentó por mí. Me agarro, me aferro, me coloco… puedas sentir…el olor de las rosas… Intento soñar, me duermo, intento…, me duermo… y el abrigo de su cuerpo… que me quema… que su aroma…, me duermo…


Me estoy ablandando. Voy a comprar el periódico.



Ayer ya estaba aquí...





No es la nieve la que se posa en las ramas...


... la explosión del blanco inmaculado está presente por todo el Valle del Jerte...


... luego, cuando vengan los de Madrid a la Fiesta del Cerezo, se habrán marchado las flores, como casi siempre...


... el resto de frutales, con sana envidia, intentan demostrar que ellos también pueden... mas de otra manera...



La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido... bueno yo sí, ha venido como la Semana Santa, antes de tiempo...

Las vistas del Valle ayer eran impresionantes y blancas. Espectaculares.

El meme y el memo



No me gustan. Dice el individuo que me ha nominado que hasta ahora él había intentado esquivarlos. Yo hasta que él me ha propuesto lo había conseguido. Y digo que no me gustan porque en ningún momento identifico en el blog a la persona que escribe las palabras públicas y al hacer un meme siempre tienes que descubrir algo del que está detrás de la bitacora, que en este caso soy yo. Elegí el anonimato y en la red soy alelo, sin más. Así quiero seguir (excepto para raras excepciones). Pero a ese individuo no le puedo negar lo que pide porque es de esas personas que aún habiendo tenido con él encuentros esporádicos parece que lo conociera de toda la vida y desde el primer momento lo adopté como amigo. Supongo que a él le paso algo parecido. O no. Yo qué se.

Me pide que diga en público cinco rarezas, cinco cosas extrañas que me identifiquen, que destaquen sobre las demás. Y yo digo que eso es imposible. No tengo ni una sola rareza. Estoy convencido de que los raros son los demás (más o menos como el que va por la autovía en dirección contraria y cree que los demás son los que circulan mal). Aún así lo voy a intentar.

Ahí voy:

1.- Soy extremadamente protector. Los míos, familiares y amigos, son lo primero. Con razones o sin ellas. Y lo peor es lo segundo, cuando no hay motivos para la defensa, porque sigo en mis trece e invento lo que sea para tener razón. Si hay que defender a uno de los tuyos siempre tengo razón. Y eso a veces no puede ser bueno, creo.

2.- Nunca tiro nada. Salí de casa de la madre hace ya quince años. Todavía mantengo allí un cajón de artilugios y cachivaches que no “permito” sean tirados a la basura. Guardo alguna camisa y algún pantalón de cuando tenía 17 años, pero soy incapaz de tirarlos o reconocer que ya no me están bien. Los calzoncillos de la suerte, para mi desgracia, fueron hechos trizas en los primeros días de convivencia marital. Todavía los recuerdo con cariño y emoción.

3.- Soy obsesivamente ordenado para según qué cosas. Los libros rectos. Los cuadros también. Cada cosa en su sitio. Mi mesa de trabajo tiene que estar siempre vacía, en ella sólo puede estar lo que en ese momento me traiga entre manos. Los bolígrafos en el bote. Los expedientes en su sitio. Y sin embargo siempre tengo, tanto en el trabajo como en casa, un cajón o un departamento del armario con la puerta cerrada para que no se vea por terceros, absolutamente desordenado, lleno hasta arriba de cosas que no sé para qué valen pero que por los motivos apuntados en el artículo segundo del presente meme conservo como un tesoro.

4.- No aguanto que toquen mis cosas, ni que las descoloquen, ni que intervengan en ellas. Si alguien interviene en mi “pequeño mundo” me cabreo. Si yo no ordeno la vida de los demás – esto tiene pinta de ser una mentira de las gordas pero hay que dramatizar un poco para dar emoción a esto - ¿por qué tienen que ordenar la mía?

5.- Tengo un carácter muy fuerte durante diez minutos. Cuando me enfado, los que me conocen, esperan ese tiempo de forma prudente porque las réplicas pueden ser descomunales. A mi favor, diré que en el minuto once se me ha olvidado todo, incluso por qué me enfadé. Y eso a veces me “jode” todavía más. Y me vuelvo a cabrear, pero esta vez no sé por qué. No hay nada peor que estar cabreado sin ningún motivo. Bueno, sí hay muchas cosas peores pero a mí la que me fastidia es esa.

Acabo de descubrir que tengo muchas más rarezas, pero como sólo me piden cinco…

Y voy a romper las reglas del meme, por puro egoísmo. No voy a nominar a nadie porque entonces, mañana, pasado o al otro… volverán a proponerme a mí para otro… Y como soy como soy… tendré que hacerlo. Así que…. con Dios.

Bueno sí, voy a proponer a Ricardo Arrecife, él dice que se llama de otra manera pero la red es así y al final te acaban llamando por el apellido del blog, porque sé que estas cosas le gustan. Y si no le gustan que se aguante como yo.


POSDATA.- Las cinco rarezas pueden ser una mentira como un castillo de grandes. El autor siempre se describe menos malo de lo que es y raramente, excepto cuando se mira en el espejo, se ve mal. Y yo no voy a ser una excepción. Así que como en las paredes en las que no se pueden pegar carteles: Se hace responsable a la empresa anunciadora.

La vida sigue...




Pasó el tiempo de comicios, afortunadamente. Y pasó que ganaron todos, desgraciadamente y como siempre. Todos menos yo, que en los últimos tiempos – será por la edad - no me conformo con nada y sigo esperando un gran pacto nacional que aborde sin complejos temas absolutamente fundamentales para nuestro futuro y el de los que vendrán como la Educación (¿tan difícil es ponerse de acuerdo en un 70% de los temas?), la reforma de una Ley Electoral que refleje las intenciones verdaderas de los ciudadanos o la modificación de un Senado para que acoja la auténtica representación y con atribuciones de los territorios. También sigo esperando, y esto sé que es una ilusión, la llegada de un partido de centro – quince diputados, no pido más - que haga de visagra entre las descomunales fuerzas de la diestra y la siniestra en detrimento de los periféricos que nos ahogan una elección sí y otra también. Y, por supuesto, una reforma constitucional que no diferencie entre ciudadanos de primera, segunda o tercera clase.

Ahora puedo decir, pasada la terrible campaña que nos oprimía sin piedad, que he echado de menos que se hablara de los precios. Sí, ya sé que parece que es de lo único que han hablado los candidatos con esos índices coloreados que nos enseñaban de lejos para que nos fijáramos bien. Pero yo he echado de menos que el uno preguntara y el otro explicara por qué hace un año la compra semanal para una familia de cinco personas ascendía a 80-90 euros y hoy, la misma compra, el mismo carro, el mismo individuo comprando los mismos o similares productos se gasta 120-130 euros. ¿A qué se debe esto? ¿De donde sale ese brutal incremento? ¿También la culpa es del petróleo?

He echado de menos que el uno preguntara y el otro explicara por qué vale más en el “Carreful” la carne de ternera – por poner un ejemplo – que el año pasado y sin embargo el ganadero – auténtico excluido de la campaña electoral – se ve obligado a vender su producto al precio de hace diez años pagando la cebada, el maíz y la avena para alimento al doble de precio que la temporada anterior. Me consta que hay muchos de ellos que han optado esta temporada por dejar las madres “vacías” porque vale más el engorde que lo que les pagan por ellas cuando han llegado a la edad de ser filetes.

Se perdieron los candidatos en el precio del pollo – se repitió el concepto hasta la saciedad y la suciedad – y ninguno explicó por qué el calabacín en las lonjas se paga al agricultor a 20 céntimos el kilo y cuando uno pasea por el “Eroski” lo encuentra a 3,80 euros. O el paso de las judías verdes de 30 céntimos en origen a 5,10 en el supermercado. O los tomates. O las cebollas, O las frutas… ¿Por qué tanta diferencia? ¿No sería más justo que el agricultor cobrara un poco más y nosotros pagáramos un poco menos? ¿No sería más justo que se impidiera gravar los productos más allá de un tanto por ciento y que en las etiquetas identificativas figurara también el precio de origen para que nos hiciéramos una pequeña idea de la salvajada? Y no me vale que se me diga que eso no se puede hacer, que es imposible en un Estado moderno, que es intervencionismo puro y duro porque entonces los taxistas, los abogados, los notarios y un sinfín de profesiones que tienen tarifas establecidas por leyes y convenios estarían más intervenidos que en la China mandarina.

Se habló de la crisis de la construcción en el sentido único de que los implicados especuladores se lo merecen. Más o menos. Pero no se habló de los alicatadores, albañiles, soladores, carpinteros, electricistas, yesistas y un sinfín de profesiones que viven directamente de ese presunto “especulador” y de su futuro próximo. Tampoco se habló de la hostelería y otras actividades varias como los fabricantes de aparatos sanitarios, componentes electrónicos, parquets y suelos de madera en general, ventanas de aluminio, … todos ellos hijos directos de ese presunto especulador y que cargarán en primer lugar con sus crímenes. Y nadie se planteó que en España, en estos últimos 10 años, lo que realmente ha subido es el suelo para construir y no la construcción, ni de la falta del necesario para que la demanda sea superior a la oferta y regule de forma transparente el mercado, ni de las paralizaciones locales y autonómicas de los planes de urbanismo por plazos desesperada, exasperada y exageradamente largos, …

Durante la campaña se nos mostraron los defectos y virtudes de muchas cosas, se nos ofrecieron millones de índices, se nos mostraron infinitas poses… pero creo que se quedaron algunas y muy importante en el tintero. No pasa nada. La vida sigue…

Me aburre


Me aburre. Me cansa todo lo que huela a campaña electoral: Cejas maquilladas en exceso y trajes sin abrochar para que se vea la corbata de la suerte, defensores del título interrumpiendo una vez sí y otra vez también, aspirantes sin respuestas a preguntas elementales, deformación de realidades y creación de personajes ficticios... Posiciones divergentes que hasta el más tonto conoce de antemano. Debates encasillados en absurdos parámetros y teledirigidos a espectadores que nos lo tragamos todo. ¿Acaso creen que voy a cambiar mi voto? ¿Acaso creen que no analizo críticamente los hechos y deshechos de unos y otros durante los cuatro últimos años o más? ¿Es que creen que somos marionetas de trapo? Lo malo, lo peor, lo más triste… es que a lo peor tienen razón. Y sí cambiamos el voto por esas poses televisivas, por esos datos macroeconómicos sesgados que a ambos cuadran, por ese saber estar o no durante una hora delante de las cámaras, por esas encuestas parciales e interesadas que diariamente despachan los medios de influencia – perdón, quise decir de comunicación -, por esa forma de presentar al personaje que representan. Nos piensan borregos. Y tristemente podemos llegar a ser tales.

Cientos de miles de euros gastados por cada partido político en mítines que tienen como único objetivo captar una gran frase, una buena frase, una frase grandilocuente para quince tristes segundos de un telediario o "terrordiario", que yo creo que son lo mismo. Grandes vallas publicitarias con una cara retocada por los “fotochós” para crear un persona distinta al humano que vive y al que aspira a vivir en La Moncloa. Una cantidad ingente de banderitas, mecheros, llaveros y tontunas varias que supongo cuestan una fortuna al total de los españoles, voten o no, piensen o no, se manifiesten o no… ¿De donde salen esos dineros?

No quiero participar en este teatro de mentiras. No quiero ser el payaso del circo. No quiero que se gasten nuestros cuartos en decorados franceses para debates encorsetados y pactados contractualmente de antemano, ni en artilugios o artefactos publicitarios que a partir del domingo no servirán para nada.

Aspiro a ver un día frente a frente a los dos candidatos - o a más si es que existen - delante de una cámara – o de un micrófono -, sin presentadores, sin decorados, sin guiones, el uno frente al otro, en un dialogo total que transparente sus ideas de forma definitiva y su forma de encarar las realidades nacionales de una forma nítida, creíble. Sin papelitos con índices coloreados y sin tanto maquillaje del caro.


¡Qué alivio!… Si no lo digo reviento… Se me estaba poniendo la cara ya como al niño del anuncio de Wolkswagen.

Copiotas virtuales


No es la primera vez que me pasa pero no deja de sorprenderme. Hay gente en la red que se dedica a copiar los trabajos de los demás. Y eso en principio no es bueno, no puede ser bueno.

Hace dos días volvió a pasar. Un texto de mi blog fue copiado entero por otra internauta. Esta vez, por lo menos, citó la fuente y enlazó tanto la cabecera como el pie del post directamente a mi blog. El problema es que, a mi humilde entender, el texto que yo hice no tiene nada que ver con el lugar en el que se ha colocado: Jamás pensé escribir guiones para Los hombres de Paco. ¡Lo juro!

He comprobado que es habitual este tipo de sucesos en la red. Ahí tenéis dos ejemplos de lo que digo.

Para intentar evitar este tipo de cosas y gracias a Blog and Web he insertado un código en la plantilla HTML del blog que deshabilita el botón derecho y no se pueden copiar los textos del blog sin el permiso del autor, o cuando menos es más difícil.

El Código hay que insertarlo justo antes de "/head".

Os invito a insertarlo en vuestras bitácoras. Ahí lo tenéis:

<script type='text/javascript'>

/*Mensaje que puedes personalizar*/
var mensajeerror = "Pide permiso al autor. ¡Gracias. ";
if(document.layers) window.captureEvents(Event.MOUSEDOWN);
function bloquear(e){
if (navigator.appName == 'Netscape' && ( e.which == 2 || e.which == 3))
{
alert(mensajeerror);return false;
}
if (navigator.appName == 'Microsoft Internet Explorer' && (event.button == 2 || event.button == 3))
{
alert(mensajeerror);return false;
}
}
window.onmousedown=bloquear;
document.onmousedown=bloquear;

</script>


El único problema que os encontraréis (bastante gordo, por cierto) es que como he deshabilitado el botón derecho no lo podéis copiar. No pasa nada. Entráis en Blog and Web y seguís las instrucciones. Yo, con el trabajo que me ha costado, paso de volver a habilitar el botón derecho.


Les oí…


Les oí decir que traían remedios, remiendos y consuelo para los males del mundo… mas me pesó no encontrarme enfermo en ese momento. Les oí vender conjuros, sortilegios y embrujos para que olvidáramos nuestros pesares… pero no me hicieron falta porque siempre me consideré un hechizado y un maldito. Les oí cantar y contar bienaventuranzas por todos los foros y plazas del país… pero era tarde porque la afonía me ahoga desde hace tanto que ni me acuerdo.


Y les vi levantar los brazos en señal de alegría… Y les vi pedir un trozo de nuestra voluntad, sólo un pedazo decían, tan sólo por un instante dominical… Y les vi actuar en aquel teatro de sueños irrealizables que cierra de forma y manera invariable el telón un día después cada cuatro años, un lugar donde descansan olvidadas las promesas rotas e incumplidas, un teatro en el que nadie, nunca, jamás, pase lo que pase, pierde…


Les oí cambiar la verdad, mi verdad, que es la única que entiendo. Les vi camuflarse entre la gente para que no supiéramos qué era lo que escondían. Les sentí, como yo sólo siento, cuando arengaban a las masas con fantásticas propuestas vacías y maravillosos logros de plastilina para comprobar, finalmente y de nuevo, que el asenso del ser humano tiene un precio y que sólo oímos lo que queremos escuchar. Lo demás no nos interesa.

 
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