
Yo fui uno de los otros, lo confieso padre. Cuando aquel día, perdido y solo, pregunté por dónde tenía que seguir, cuál era tu propuesta, dónde estaba mi ventura, levantaste un brazo y sin mirar siquiera señalaste convencido aquel extraño cruce en el frondoso bosque, aquél del que nacían multitud de caminos. Tenía que ser yo, me dijiste con sabiduría, el que optara. En la vida no hay otra solución. Y elegí el bueno. Y anduve por una senda nueva que muchos antes habían abierto para mí. Algunos, los más osados, eligieron una vereda diferente, más agreste y sucia. Y acertaron también. Aquéllos, los más débiles, partieron sin mucha confianza, ni en sí mismos siquiera, pero descubrieron sorprendidos su destino como los demás. Casi nadie erró. Tal vez un terco que no quiso caminar. Quizás un necio que no quiso ver. Puede que un triste que no pudo escuchar. Nada importante para una obra tan colosal.
Conocí maestros, improvisados algunos, que en otros tiempos y a otras edades agarraron fuertemente mi mano para llevarme hasta el final, su final, para que no me perdiera decían. Reviso despacio la historia, la parte de la que me acuerdo, y encuentro consejos vacíos de gentes que no importan sobre los destinos que deseché, igual que se desechan las cosas gratuitas, las que no valen. Es curioso, padre, que siendo uno de los otros jamás me sentí diferente. Es gratificante comprobar cómo siendo el único que no me dijo lo que tenía o debía hacer, llegaras a influir de aquella manera tan determinante en mi formación hasta convertirme en el hombre que ahora soy.
Gracias padre, porque a pesar de sentirme diferente hiciste conmigo lo mismo que con los demás, que no es poco. Sin distinciones. Sin cortapisas. Sin ambages. Gracias padre, por reírte a carcajadas de lo que no tenía importancia. Gracias padre, por enseñarme también a reír, aunque a veces no me salga bien.
Hoy, en esta Navidad de ausencias, en la que un teléfono sordo me hace compañía, estarás más presente que en ninguna. Sólo quería que lo supieras, que luego me dices que no me explico bien. Y quien quiera entender… que entienda.