El "espabilao"…


No le gusta viajar. Lo sé. Sólo tiene cinco años y prefiere estar en casa a todo lo que represente hacer una maleta y sus posteriores consecuencias. Su habitación es un reino en el que da cobijo a monstruos de todo tipo, peluches descoloridos, caballeros sin cabeza, coches con o sin ruedas, aviones y demás utensilios necesarios para soñar. Su vida llega hasta el lugar de la casa donde puede ver tranquilamente los Dibujos Animados, ni un metro más allá.

En la mesa, a la hora de la comida, sin venir a cuento, comenté en voz alta: Si va todo bien, si las notas son buenas, si no hay problemas… este verano vamos a ir a una ciudad de Europa. El mayor y el mediano soltaron el tenedor y abrieron los ojos inmediatamente, de par en par. ¿A qué sitio? ¿Di, a qué ciudad? ¿Hay que ir en avión?,… fueron algunas de la batería de preguntas que bombardearon mi conocimiento en un minuto. El pequeño apoyaba su cabeza sobre la palma de la mano izquierda, en actitud indiferente, mientras jugaba a colocar macarrones en fila india.

Comoquiera que me gusta jugar con ellos - hay que avivarlos cuando son pequeños porque de grandes no hay quien los controle- les dije: Es una gran ciudad de Europa, capital de un país, no está en Portugal y empieza por “ele”. Los dos empezaron a estrujar su cerebro buscando el sitio al que me podía referir. Era Londres. Es una gran ciudad de Europa. Capital de un país, Inglaterra en este caso. No está en Portugal porque no es Lisboa, que también empieza por “ele”. Parecía fácil...

¡Nada! ¡Ni se aproximan!

La siguiente letra es una “o”, la ciudad empieza por “Lo”. Pensé que con ese dato acertarían enseguida. Me equivoqué otra vez. Interrumpieron sus divagaciones y me conminaron a que les dijera el sitio inmediatamente, no querían jugar a las adivinanzas, su paciencia se había acabado, no podían esperar ni un instante más,…

El pequeño lo sabía desde el principio, pero nada hacía suponer que sus intenciones iban a cambiar. Supongo que en su pequeña cabeza se estaba preparando una estrategia para evitar salir de su hogar, su dulce hogar. Y así fue. De repente, de forma desenfadada, como a quien le importan un pepino las guerras del mundo, la liga de fútbol, la crisis económica y el futuro del sector olivarero en España, levantó sus manos al cielo y dijo en voz alta: ¡Es Loxemburgo… pero ni sabemos dónde está ni nos gusta ese sitio! Así que esta vez nos quedamos en casa…


Loxemburgo, dice...

4 comentarios:

Turulato dijo...

¡Pues mira!. creía que era Loma. No, en serio; pensé en León. Ya se que no.., pero ...

alelo dijo...

No podía ser Loma porque todo el mundo sabe dónde está y que es la capital del "impelio Lomano". Sin embargo Loxemburgo sólo lo conocen los loxemburgueses y los ricos que no son loxemburgueses pero que van allí a depositar sus dineros en cuentas opacas, que como todo el mundo sabe son cuentas bancarias que no dejan pasar la luz. Digo yo.

alelo dijo...

Al final me acabo creyendo que se dice Loxemburgo y no Luxemburgo. Al tiempo...

Anónimo dijo...

Eso digo yo, para qué vamos a ir a un lugar que ni sabemos dónde está ni nos gusta ese sitio... Me encanta tu hijo pequeño.

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