Lejos de tu jardín quema la tarde
inciensos de oro en purpurinas llamas,
tras el bosque de cobre y de ceniza.
En tu jardín hay dalias...
Antonio Machado.
Encontré en la sierra un pequeño rincón donde se esconde la primavera, donde descansa hasta el año siguiente, donde el agua corre libre y limpia por entre las piedras, lejos de miradas indiscretas.
Está allí, en lo alto, donde los frutos rebosan color a puñados, donde el verde se transformó hace tiempo y por Decreto en perenne, donde siempre vuelvo cuando el calor aprieta el sudor a mi cuerpo.
Alguien que lo vio me contó que era cierto, que todavía seguía allí a pesar de las fechas del calendario, esquivando el duro sol del estío… y el domingo lo pude comprobar.
Ahí está la prueba, por si no me creen...
Está allí, en lo alto, donde los frutos rebosan color a puñados, donde el verde se transformó hace tiempo y por Decreto en perenne, donde siempre vuelvo cuando el calor aprieta el sudor a mi cuerpo.
Alguien que lo vio me contó que era cierto, que todavía seguía allí a pesar de las fechas del calendario, esquivando el duro sol del estío… y el domingo lo pude comprobar.
Ahí está la prueba, por si no me creen...