Évora olvidada… Cuando no estás cerca de mí extraño tus callejuelas empedradas que se adornan con faroles que no alumbran, los rincones sin gentes que te habitan y me pierdo en los silencios más profundos que desgrana el humo de los rojos tejados que uniforman tu paisaje. Si Geraldo el “sem pavor” regresara a tus entrañas y padeciera la terrible y angustiosa soledad que te transpira, el cansado abandono que te viste, la desgana evidente de tus romanas ruinas, levantaría de nuevo sus armas contra la injusticia y contra esos Almohades que hoy gritan de júbilo porque sus murallas, tantas veces derribadas por tus huestes, lucen esbeltas en las ciudades que ya no vigilan desde la otra parte de la raya. Oh, Portugal, ayer pintaste tu figura terrenal con fortalezas y hoy condenas a vivir a los insumergibles nietos de Viriato al borde del mar, olvidando que tu gloria también se forjó en esos parajes, en aquellos páramos, en nuestra encrucijada. Oh, Portugal, nunca sabrás lo que perdiste arrebatando su importancia a la alentejana dama de la casa de Avís. Qué triste y sola quedó entre los campos tu hija más querida. Évora olvidada… Évora querida…
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4 comentarios:
Évora, ya sólo el nombre qué evocador resulta. Es una prosa preciosa.
Otro de los rincones hermosísimos (y prácticamente desconocidos) de nuestros vecinos.
Una maravilla de ciudad. Y de texto.
Muchas gracias por compartirlo.
Siempre me gusta cuando haces una entrada sobre Portugal. Se "siente" real, viva...
un beso
A Jur .- Muchas gracias caro amico.
A Silvia .- Más que desconocido, creo que olvidado. Y eso es peor. Gracias.
A Camy.- Porque de alguna manera también soy portugués. Dos para ti.
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