
Se podía ver perfectamente desde la calle. La cabaña de los niños no, pero la bandera sobresalía por encima de la valla y cualquiera que se acercara por la zona podía verla. Entonces, los vecinos, extrañados, confusos, alarmados, empezaron a preguntarse qué Ministerio se habría instalado en aquella casa de la noche a la mañana, qué Instituto Oficial iba a abrir allí si ninguno sabía nada, cómo era posible que pusieran una Embajada en el barrio sin avisar a nadie y mil historias parecidas. Incluso, algún malintencionado empezó a correr el rumor de que el padre era de muy de derechas (en estos casos no vale ser simplemente de derechas) y por eso había puesto allí semejante tontería, para “fastidiar” a los demás. A ninguno se le ocurrió (se nos) pensar en que dos chavales soñaban y jugaban absolutamente felices a ser bucaneros, salteadores o corsarios detrás de la tapia y aquella bandera representaba para ellos algo que los distinguía del resto del mundo: era su símbolo y su orgullo.
Créanme, la historia que hoy les cuento es absolutamente verídica. Un poco adornada, pero verídica. La he recordado porque ayer, paseando, vi aquel mástil que un día la sujetó en el aire desnudo y solo. La bandera había desaparecido. No, no se asusten, no han cerrado la presunta Embajada, ni el inexistente Consulado, ni nada por el estilo. Tampoco se han cambiado de casa o el crecimiento les ha obligado a abandonar la niñez. Si yo fuera uno de ellos estaría absolutamente enfadado con la vida y nunca jamás volvería a ser pirata (entiéndanlo, los niños somos así). Desde que se produjo la eclosión balompédica sudafricana y España ganó el Mundial hay banderas piratas en cientos de balcones del barrio. La otra noche vieron por la tele a miles y miles de personas invadiendo las calles y las plazas con banderas rojas y amarillas, tirando cohetes y haciendo mucho ruido, demasiado ruido. Incluso, en la ventana del vecino malintencionado que les quiso denunciar, hay una más grande que la que ellos tenían en el jardín. Y así no se puede, con el barrio lleno de piratas ¿contra quién vamos? Si todos son malos malísimos ¿para qué sirve el juego?