Me muevo…


Una bailarina danza en las madrugadas del desvelo que ocupa mi raciocinio. Ayer estuve con ella. Volvió en la noche, desde un sueño de otro tiempo. Se metió en el lugar donde antes el cuerpo que me habita descansaba sin remedio. Lo hizo sin avisar… Para ella no hay puertas que atravesar o muros que saltar. Seguía vistiendo de trapos y brillaba en la oscuridad de la luz y de las palabras. Un día de hace algunos años se aferró a mí cuando metí la mano en la montonera de peleles en aquel tenderete del mercado medieval. Desde entonces, cuando sabe de ese frío que se mete en el cuerpo por donde vegeta el descuido, viene a verme en el silencio, en las tinieblas, donde las imágenes sólo son posibles en una imaginación, donde se conjuga el ser en plenitud. Y me cuenta cosas al oído, muy bajito, de esas que calman la sed. Y me susurra un nombre, es el mío, ese nombre figurado que representa lo mejor de mí mismo... Y me hace bailar... Y cantar... Lará lará lará...

Ayer me dijo que siguiera la senda, que no parara aunque oyera voces o gritos, que sólo uno sabe a dónde va, que uno siempre acaba sabiendo a dónde va...

Ayer bailé hasta el amanecer. Y hoy no estoy cansado.

3 comentarios:

almena dijo...

es el baile en la levedad, el que danza en el aire y no cansa...

:)

un abrazo!

Anónimo dijo...

Move slowly, insurance and enjoy it
Un abrazo

alelo dijo...

Almena, gracias por venir a tu casa.

Anónimo, seguro que sí. Otro abrazo de vuelta.

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