Algún día...


Canto lento, sólo para mí, vagos cantos
que compongo mientras espero…




Algún día escribiré sobre él…


… Contaré cómo cada mañana de domingo me lo encontraba delante de aquella “olivetti” en su maravilloso ritual, provista la boca del “ducados” asesino, que asomaba ya bajo su elegante y antiguo bigote canoso y enganchado eternamente entre sus distanciados paletos, mientras describía, unas veces para el periódico, el que fuera, otras para él, de forma reflexiva, pero con la mayor celeridad que dan las pulsaciones acostumbradas y amaestradas de dos índices, aquello que en la incómoda e insomne noche había rondado por los alrededores de su cabeza, que casi nunca era poco…


Algún día relataré cómo su perra, aquél cruce entre raza soberana de caza y chucho pordiosero, su público más fiel y leal, su alegre dama de compañía, sentada sobre sus patas traseras y con el hocico apuntando al techo en posición de porcelana cara, esperaba pacientemente el sonido del papel saliendo del carro que indicaba que ya había llegado la hora de partir a la vida, que estaba unos pisos más abajo…


Algún día podré decir a los que vienen detrás de mí, cuando lo entiendan, cuando maduren el fruto, cuando lleguen a la edad de comprender sin sobresaltos que detrás de aquella vieja foto en blanco y negro, que se posa en mi mesilla desde siempre, se escondía la persona de la que viene parte del rojo que corre por sus venas, cómo aprendí lo poco o mucho que sé de la continua y reconfortante observación de sus ademanes, diría a veces quijotescos, y su saber estar en cualquier lugar…


Algún día explicaré mis ahora inexplicables y secretas conexiones con él a través de una quinta dimensión privada, allá por las cuevas de la memoria donde me adentro en la intimidad de mis delirios, en la que me sigue asesorando de forma privilegiada y certera sobre las cosas que nos quedan por hacer y que tengo que realizar…


Algún día podré terminar felizmente aquella pequeña obra, la más importante para mí, - sé que durante algún tiempo todavía no me podré quitar el casco -; podré finalizar la empresa a que me comprometí, quizás en una premeditada inconsciencia consciente, y que le prometí, armándome caballero aún sin el necesario caballo ni la obligada coraza, linaje o entrenamiento, en su tálamo final…


Sé que algún día lo contaré. Algún día seré capaz de escribirlo, quizás cuando esté suficientemente cualificado para describirlo. O, por lo menos, cuando no coincida la fecha que marca el calendario con el día que le vio nacer.




1 comentarios:

almena dijo...

Seguro. Seguro que algún día lo harás. Y te sentirás tranquilo y satisfecho.
Y se sentirá orgulloso.

Un beso!

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