Llevo unos meses retrasando la entrada en internet de mi primogénito. Alguna que otra vez habíamos tenido - y utilizo el nosotros porque parece que los deberes de ese Colegio son también para los padres - que hacer un trabajo por mandato expreso de un profesor. Pero ahora quería ser autónomo. Aunque antes o después tendría que ceder a la apisonadora de la tecnología, un sexto sentido me decía que alargara la cuestión todo lo que pudiera. La madre, su gran aliada en esta historia, me presionaba para que le abriera una cuenta de correo con frases en las que pretendía quitar hierro al asunto: Otros amigos ya tienen messenger…, no va a ser el primero en tenerlo…, yo controlaré lo que haga…, es sólo un niño y cosas por el estilo.
Anoche, al llegar a casa, ambos me esperaban con el ordenador encendido…
¡Ya está! ¡Ahí la tienes!…
Su cara dibujaba una sonrisa de oreja a oreja. Sacó una libreta y empezó a agregar amigos, todos de su mismo sexo: pepitominina, juanchatachán, pedropericoperiquete,... En esa tarea estaba concentrado el niño bajo la atenta mirada de sus ascendientes, que en este caso éramos su madre y yo, cuando de repente se abrió una ventana en la pantalla y apareció “la ella”. ¡Ya estamos!, pensé para mis adentros. Ahora es cuando se lía…
Con un hola soy Fulanita empezó la conversación. Ya lo sabía, dijo él. La madre contemplaba la escena y sonreía con satisfacción, creo que porque comprobaba que lo del messenger y su teoría del “no pasa nada” funcionaba a la perfección, hasta que la chica – no habían escrito más de cinco renglones, lo juro – le dijo: Dice Cris que eres muy guapo…
Entonces… entonces la cara de esa madre empezó a cambiar y el que reía por dentro era yo. Dos frases más tarde ella le dice: “Besazos para ti”. Sin prolegómenos. Sin anestesia. Sin más… A mí me entró la risa floja y pensé que aquello no iba a acabar bien. Un renglón más tarde la chica aclara: “Los besazos son míos, no de Cris…”
Ya no pasó nada más. Se oyó una voz del cielo que gritó “¡Apaga eso inmediatamente!” y un suplicante “espera por lo menos que le diga adiós”.
Lo siguiente que se pudo escuchar en aquella estancia, entre grandes carcajadas del que suscribe, fueron mis palabras hacia la mujer que domina mis sentimientos sin darme cuenta: Te lo avisé…
Anoche, al llegar a casa, ambos me esperaban con el ordenador encendido…
¡Ya está! ¡Ahí la tienes!…
Su cara dibujaba una sonrisa de oreja a oreja. Sacó una libreta y empezó a agregar amigos, todos de su mismo sexo: pepitominina, juanchatachán, pedropericoperiquete,... En esa tarea estaba concentrado el niño bajo la atenta mirada de sus ascendientes, que en este caso éramos su madre y yo, cuando de repente se abrió una ventana en la pantalla y apareció “la ella”. ¡Ya estamos!, pensé para mis adentros. Ahora es cuando se lía…
Con un hola soy Fulanita empezó la conversación. Ya lo sabía, dijo él. La madre contemplaba la escena y sonreía con satisfacción, creo que porque comprobaba que lo del messenger y su teoría del “no pasa nada” funcionaba a la perfección, hasta que la chica – no habían escrito más de cinco renglones, lo juro – le dijo: Dice Cris que eres muy guapo…
Entonces… entonces la cara de esa madre empezó a cambiar y el que reía por dentro era yo. Dos frases más tarde ella le dice: “Besazos para ti”. Sin prolegómenos. Sin anestesia. Sin más… A mí me entró la risa floja y pensé que aquello no iba a acabar bien. Un renglón más tarde la chica aclara: “Los besazos son míos, no de Cris…”
Ya no pasó nada más. Se oyó una voz del cielo que gritó “¡Apaga eso inmediatamente!” y un suplicante “espera por lo menos que le diga adiós”.
Lo siguiente que se pudo escuchar en aquella estancia, entre grandes carcajadas del que suscribe, fueron mis palabras hacia la mujer que domina mis sentimientos sin darme cuenta: Te lo avisé…
10 comentarios:
pero hubo tema o no hubo tema?
Si ya lo sé, soy un burro, pero ¿dónde estas corazón?
Sencillamente genial, Sr. alelo.
Y ahora viene lo difícil. Lo de valorar dónde están los límites entre la libertad y la necesidad de equivocarse para madurar, y el necesario control para que esos errores no sean irreversibles y que no haya quienes puedan aprovecharse de los mismos.
Vamos, la vida misma.
Al Sr. Juardo.- A esa edad, por suerte, la inocencia todavía prima sobre todas las demás cosas.
A Don L.C..- Eso es lo que intenté evitar yo, por pura comodidad, lo difícil.
Un abrazo a ambos.
Yo estoy con Jurado. ¿Hubo tema o no hubo tema? Jajajaja...
Ve enseñándole que hay una cosa que se llama condón. Por si acaso. Y no es coña: cuando yo di clase, hace dos o tres años, había gente con 14 que ya follaba. Poco, pero follaba.
Surge incontenible una sonrisa, cuando quien no hiló con sutileza su alianza, descubrió que solo yo era su futuro....
Creo que esta trama requeriría la finura deductiva del padre Brown, pero me arriesgaré..
-No se pueden poner puertas al campo..
-Pero cerrar un embalse previno la sequía..
Ergo.., habrá que decidir con cuidado el tamaño y lugar del embalse, que nos provea de agua para no sufrir sed, pero cuidando de que el campo sea siempre transitable, como debe..
No sufras,ni te asustes esto nada más acaba de empezar.
VUESTROS HIJOS NO SON VUESTROS HIJOS, Y AUNQUE ESTEN A´VUESTRO LADO, NO OS PERTENECEN. PODÉIS DARLE VUESTRO AMOR; NO VUESTROS PENSAMIENTOS, PORQUE ELLOS TIENEN SUS PROPIOS PENSAMIENTOS
SUS ALMAS HABITAN EN LA CASA DEL FUTURO, CERRADA PARA VOSOTROS, CERRADA INCLUSO PARA VUESTROS SUEÑOS.
SOIS EL ARCO DESDE EL QUE VUESTROS HIJOS SON DISPARADOS COMO FLECHAS VIVIENTES HACIA LO LEJOS.
Gibrán Jalil Gibrán
Y más cosas...
A los viajes.- A mi hijo todavía creo que sólo le gusta el "follo con fatatas".
A Turu.- La primera frase genial. Ni Chesterton sabría cómo responder a ciertas preguntas que plantea hoy la vida. No obstante, lo intentaremos, que para eso estamos.
A Isabel.- Espero que los míos tarden un poco en tensar ese arco del que habla el poeta. Por mi propio bien.
Entonces es muy pequeño... Pero ya le tiran los tejos, ya... Ay.
Pánico me da el tema, y eso que la mayor de los mios sólo tiene 5 años aun ¿aun?
Esto me crea ansiedad ¿eh Doctor?
Un abrazo
A Ricardo.- Pues relájate que sólo estamos empezando... Digo yo.
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