Sé que estás ahí detrás… pero asómate un poco más para que te vea.
La lúgubre góndola
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(Liszt)
Junto al embarcadero, mecidas por las aguas,
parecen ataúdes, como si aún los cuerpos,
en pugna con la muerte, golpearan la tapa
y el chapote...
Hace 1 semana
2 comentarios:
El hombre caminó siempre solo. Y a su vera se arrimaron los altos y los bajos, las diestras y las siniestras, los que creían y los que nunca creerán. Por primera vez conjugamos el verbo libertad sin vigilancia paterna, materna o similar. Y crecimos. Y una tarde de verano él se fue. Otra vez solo, aunque esta vez sin equipaje que pudiera lastrar el viaje.
mmm
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