Y un día...


Disfruté tanto tanto cada parte

y gocé tanto tanto cada todo,
que me duele algo menos cuando partes
porque aquí te me quedas de algún modo.

… Si uno fuera a llorar cuando termina
no alcanzaran las lágrimas a tanto…

(Silvio. Requiem. Frag.)

Y un día dejará de llover detrás de nuestros cristales. Juntaremos las manos y saldremos de nuevo al campo, todos juntos, como hicimos siempre, a respirar aire puro. Y comprobaremos que el sol sigue saliendo por donde solía para que las flores nos puedan enseñar sus colores; que los árboles, presumidos, mecerán sus ramas a nuestro paso, más firme que nunca; que la tierra tendrá que dejar que marquemos en su cuerpo las huellas, esta vez sin rechistar. Y aunque todo parezca igual, sabremos por ese olor a tierra mojada que la hierba ese día es más fuerte y más verde que nunca.

Entonces seremos libres para quitarle poder a la vida, para arrebatarle de un tirón sus oscuras estrategias, para robar impunemente lo que sólo fue capaz de expoliar en la desdicha, en el más mínimo descuido de aquel ser. Porque tenemos derecho. Por eso lo haremos. Y porque somos muchos y no se nos vence fácilmente…

3 comentarios:

José María JURADO dijo...

La esperanza, que no es tal, pues por gracia de la fe es una certeza, nos mantiene vivos día tras día. No se nos vence fácilmente...

Anónimo dijo...

Cada vez que su recuerdo vuelva a nosotros seguirá vivo.Siempre.

alelo dijo...

A José María .- Gracias. Te debo una llamada que haré en el reposo.

A anónimo .- Y que no se vaya nunca.

Publicar un comentario

 
subir