Ayer.




Ayer me asomé a la orilla de mi ciudad, al lugar donde las caras conocidas empiezan a escasear, justo aquel sitio donde se borran ya para siempre los vecinos y sus rostros.

También subí al vértice de la urbe que me acoge, una atalaya privilegiada desde la que se ve nítidamente la corta pero intensa primavera de esta tierra.

Después partí al verde inmenso, al manto lila y al amarillo chillón. Y al blanco inmaculado, que estaba un poco más lejos. Una explosión de colores en la que no tienen cabida aquellos que siempre hablan y nunca escuchan.

Ayer te vi otra vez… y habías muerto - ¡qué contrasentido! - asfixiada por y entre la misma vida.


Flor de jara hay en mi campo
entre encinas con “La seca”. (*)
Vida y muerte se acompañan
en mitad de la floresta.

Flor tan blanca que hace un manto
cosido a la primavera.
Agua escasa la que apañan
para vestir la meseta.


Ayer no era ayer. Y es que ayer era otro día. De primavera, pero otro día.





(*) La seca: Es una enfermedad que afecta a la encina y no se conocen con precisión sus causas. En los suelos secos se producen las denominadas "muertes lentas", causadas normalmente por la sequía. En los suelos encharcados en una estación y secos en otra se producen las "muertes súbitas", con presencia frecuente de ataques de diversos hongos.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya estamos otra vez con las mariconadas, alelo querido.

Briseida dijo...

Muda el paisaje. Se transforma. Pero es igualmente bello.
Un abrazo

José María JURADO dijo...

ole el alelo chamizo...

la priamvera ha venido nadie sabe cómo ha sido.

José María JURADO dijo...

ole el alelo chamizo...

la priamvera ha venido nadie sabe cómo ha sido.

José María JURADO dijo...

ole el alelo chamizo...

la priamvera ha venido nadie sabe cómo ha sido.

José María JURADO dijo...

ole el alelo chamizo...

la priamvera ha venido nadie sabe cómo ha sido.

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