Leo en el blog de
Turu la magnífica y clarificadora exposición de
Leopoldo Abadía sobre la crisis económica que nos ocupa y preocupa. Diariamente vemos en los medios de comunicación la caída en picado de las Bolsas, la paralización de los mercados financieros, la quiebra de grandes sociedades, el despido masivo de obreros de las grandes fábricas y un sinfín de despropósitos que a nosotros, los seres normales, los que no vemos más allá de nuestra economía familiar, nos tienen “acojonaos”.
Pero ¿qué ha cambiado? ¿Por qué hemos llegado hasta aquí? Creo que el mercado inmobiliario ha arrastrado a todos los demás sectores a un callejón sin salida por culpa, por la gran culpa, de los Bancos, verdaderos dueños y señores del chiringuito financiero. Yo sólo sé que hace un par de años cualquier individuo, “casado” y con dos nóminas más o menos "decentes", iba a un banco a por 180.000 euros para la compra de una vivienda siendo poseedor tan sólo de 600 euros ahorrados con mucho esfuerzo para la señal de un piso, y al final, después de que la Tasadora Oficial del Banco diera un valor muy superior al del mercado al inmueble en cuestión (sobretasación se llama), acababa llevándose 240.000 euros que servían para pagar el piso, el impuesto de transmisiones, el arreglo de la cocina y un flamante BMW. Todo ello a pagar en 35 años (420 cómodos plazos), más 2 de carencia que seguro no vivirán, con un interés muy bajo. Cuando preguntabas por qué habían hecho eso, por qué se habían endeudado en más dinero del que necesitaban, siempre te contestaban que la cuota resultante era sólo un poquito superior al alquiler que estaban pagando hasta ese día, para terminar sentenciando: …y encima ahora es mío. Luego los intereses subieron y esas cuotas dejaron de ser paritarias, pero eso no viene a cuento ahora.
Hoy (prueben a hacerlo si acaso les reciben), el mismo Director de la sucursal del barrio que les animaba a llevarse dinero, a comprar el BMW, a arreglar la cocina... echa para atrás no sólo a los nuevos clientes con capacidad de endeudamiento sino a cualquiera que intente retirar sus propios fondos de la entidad. Para llevarse una cantidad, digamos alta, por la ventanilla hay que escapar a un interrogatorio forzoso por parte del empleado que por turno te corresponda. No saques dinero ahora que te doy (él y sólo él) un 6% y te lo puedes llevar cuando quieras, no saques dinero ahora para comprar una vivienda porque vamos a tener en el banco un montón de pisos de la gente que no paga, no saques dinero ahora que los pisos van a bajar a la mitad…
¿Qué ha cambiado entonces? ¿La educación y la formación? ¿La moralidad? No. Lo único que ha cambiado es que los bancos fueron los primeros que se endeudaron convirtiendo en papel mojado nuestras hipotecas, vendiéndolas al mejor postor, que siempre era un grupo de especuladores de Oklahoma o Lienchenstein, a cambio de un interés, y nadie les dijo que eso no se podía hacer. Prestaron mucho más dinero del que tenían y ahora… ahora no permiten siquiera que una pequeña o mediana empresa, esas que dan empleo directo y “decente” al 80% de los habitantes de nuestro país, negocien un mísero pagaré que les permita funcionar en su día a día, un mísero pagaré que convertido en dinero líquido permita que esa empresa siga dando pedales.
Los bancos, y sobre todo aquellos que tenían la obligación moral y legal para controlar esos bancos, son los culpables. Su avaricia hipotecaria nos ha traído hasta aquí. Nosotros, mejor o peor formados, sólo perseguíamos un sueño lícito: Tener una casa propia y un coche nuevo... Y nos dieron el dinero para ello. Y, a lo peor, no nos lo tenían que haber dado o nos tenían que haber ofrecido otras fórmulas para adquirir esa vivienda.