A pesar…


Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.
Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.
Jorge Luis Borges.

A pesar de esa distancia de los últimos meses que ahora comprendo – compañero del alma, tan temprano -, la memoria que reflejo me contaba que estabas ahí, detrás de los recuerdos más cercanos, en un despacho repleto de casas por hacer, en un aula gris de un antiguo palacio, en un viaje interrumpido por la suerte, en apuntes de Derecho subrayados, en una reunión de viejos amigos por celebrar, en una larga conversación a media mañana… A pesar de que la vida aleja a cada cual por su vereda – un manotazo duro, un golpe helado - , el encuentro fue común en nuestros días y el verdadero apego, el que llegó desde la infancia y vivencias paralelas, nunca perdió su compostura. Cuando la ausencia se hace presente sin previo aviso, cuando la desgracia rompe en un momento la rutina – y sin calor de nadie y sin consuelo, voy de mi corazón a mis asuntos -, se agiganta el valor de la amistad y un profundo agujero barrena el alma. Y es para siempre. Entonces se añora lo vivido y se teme el ahora como si uno mismo fuera parte de lo que no le sucedió.

Ayer, cuando partías, comprobé que todo puede ser diferente si hay un sentido final para lo que hacemos, si somos capaces de apartar la rutina material de una existencia, si somos capaces de creer que hay algo más detrás de aquella puerta que lo cierra todo - que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero -. Y es que llegamos a ser tan necios que programamos los mañanas sin disfrutar de lo inmediato, de esas pequeñas cosas que hacen más grande – y más feliz - a un hombre si supiera que en cada momento, en cada instante, hay algo de valor que aprovechar, algo para querer, todo para disfrutar. Por eso quiero que sepas que he roto esa agenda repleta de citas sin escribir que guardaba en un cajón para el mañana y que ya no voy a cumplir, no pienso cumplir. Intentaré vivir día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, para no perder nada en el camino que luego me pueda hacer falta. A mí o a mi alma, si es que tengo.

Hoy sé que tú lo supiste ver.

Buen viaje, amigo. Buen viaje, Antonio.

2 comentarios:

José María JURADO dijo...

Lo siento, de corazón.
Pero, no olvides: ¡¡no tengáis miedo!!

alelo dijo...

Gracias, amigo.

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