Cada mañana…
... sigo yendo a verte ¿me reconoces?
Como perro viejo, busqué una salida
a la sinrazón de tu agazapada vida
por y entre cobardes. ¡No me conoces!
¿Es así? ¿Cómo lo hizo él? ¿Hay que rimar rimando? ¿Es obligatorio? Con verte… tenerte, entretenerte, tejerte, entretejerte, cogerte, inerte,… ¿amarte? Con vida… ida, partida, querida, alada, osada, temida,… ¿perdida? Sigo…
Cada mañana…
… a tu puerta llego y cerrada está.
El mismo camino. Como cada día
al majador pego, sin hallar respuesta.
Buen vino seré pues sólo traía alegría…
... y la reparto, es gratis para todo aquél que la quiera tener. ¿Quién quiere alegrías? Yo soy así, regalo alegrías a quién le haga falta. Vengo, eso sí, como aquellos poetas, como los dos, el de Colliure y el amigo de Buñuel: ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar, el mar, sólo la mar… Y tú, tú no te preocupes, que no es para tanto, todavía nadie me ha reconocido y creo que he olvidado hasta quién soy.
Se va acercando el invierno, lo noto: ya huelen las chimeneas a brasas de encina y olivo – carbón, carbón, carbón de encina y picón, que decía la canción - y mi calle se despierta cada mañana un poquito más tarde, arropada en hojas secas que acurrucan el rocío. ¿No sientes el frío? Viene del Norte, como casi siempre, con los zorzales, las palomas ¿mensajeras? - ¡claro que te exagero! - y esos pequeños pájaros de un blanco inmaculado, casi imposible. Parecen pintados en el paisaje ¿Cómo se llamarán?
No olvides que siempre vas en las cosas que veo. A veces me sorprendes y, a veces... a veces me sorprendo yo también. Y Bailas una dulce danza incansable y lenta ¿acaso herida? vestida de blanco ¿inmaculado? ¿casi imposible? Bailas y bailas. Vuelves a bailar. Bailas sin parar. Tralará, tralará…
... sigo yendo a verte ¿me reconoces?
Como perro viejo, busqué una salida
a la sinrazón de tu agazapada vida
por y entre cobardes. ¡No me conoces!
¿Es así? ¿Cómo lo hizo él? ¿Hay que rimar rimando? ¿Es obligatorio? Con verte… tenerte, entretenerte, tejerte, entretejerte, cogerte, inerte,… ¿amarte? Con vida… ida, partida, querida, alada, osada, temida,… ¿perdida? Sigo…
Cada mañana…
… a tu puerta llego y cerrada está.
El mismo camino. Como cada día
al majador pego, sin hallar respuesta.
Buen vino seré pues sólo traía alegría…
... y la reparto, es gratis para todo aquél que la quiera tener. ¿Quién quiere alegrías? Yo soy así, regalo alegrías a quién le haga falta. Vengo, eso sí, como aquellos poetas, como los dos, el de Colliure y el amigo de Buñuel: ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar, el mar, sólo la mar… Y tú, tú no te preocupes, que no es para tanto, todavía nadie me ha reconocido y creo que he olvidado hasta quién soy.
Se va acercando el invierno, lo noto: ya huelen las chimeneas a brasas de encina y olivo – carbón, carbón, carbón de encina y picón, que decía la canción - y mi calle se despierta cada mañana un poquito más tarde, arropada en hojas secas que acurrucan el rocío. ¿No sientes el frío? Viene del Norte, como casi siempre, con los zorzales, las palomas ¿mensajeras? - ¡claro que te exagero! - y esos pequeños pájaros de un blanco inmaculado, casi imposible. Parecen pintados en el paisaje ¿Cómo se llamarán?
No olvides que siempre vas en las cosas que veo. A veces me sorprendes y, a veces... a veces me sorprendo yo también. Y Bailas una dulce danza incansable y lenta ¿acaso herida? vestida de blanco ¿inmaculado? ¿casi imposible? Bailas y bailas. Vuelves a bailar. Bailas sin parar. Tralará, tralará…
3 comentarios:
La decepción: Blancas y radiantes, sí. Migratorias, no. Los pájaros blancos e inmaculados que parecen pintados en el paisaje... son garcillas bueyeras (bubulcus ibis, dice el Señor Gugel). No van desde el Norte al Sur. Coincide tan sólo ese recorrido delante de mi ventana. Cada mañana van desde el dormidero al cebadero. Luego, al caer la tarde, hacen el camino a la inversa, pero entonces yo no estoy para verlo. Las cosas, a veces, no son como parecen.
Me lo ha contado un primo segundo por parte de madre que estudió con uno que conocía a Felix Rodriguez de la Fuente.
Y tampoco son pequeñas. Yo las veo pequeñas desde mi ventana. Miden unos 50 centímetros y su envergadura alar, se dice así, es algo mayor de 90 centímetros.
¡No he dado ni una!
No olvides que siempre vas en las cosas que veo
cada día me engancho más a tus letras.
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