Cuando yo era niño, un día lo fui – estoy seguro –, las tardes del sábado eran tardes de cine. Doble sesión, una de pistoleros y otra de piratas – a veces una de Sissi Emperatriz para conformar a las niñas -, con descanso de diez minutos entre ambas para visitar el ambigú, que era como un bar pero cuando estaba dentro de un cine o un teatro.
Recuerdo que los niños gastábamos lo poco que teníamos en chucherías que hacían más llevadera la segunda película y sus cortes. El señor que manejaba el proyector cortaba impunemente trozos de la película, no tanto para que no viéramos los besos de los protagonistas, que también, sino para ajustar los horarios con la sesión para mayores que venía después y que tenía que empezar a las ocho en punto.
Sé que desde entonces los tiempos han cambiado bastante. Demasiado quizás. Ya no existe la doble sesión infantil en los cines... Ya no hay que esperar al sábado por la tarde para comprar tres chuches... Ya no dejan a los niños ir solos al cine... Ya no…
Ahora bien… si es cierto que todo ha cambiado tanto… ¿Por qué se siguen pelando tan mal los “palotes”?
Recuerdo que los niños gastábamos lo poco que teníamos en chucherías que hacían más llevadera la segunda película y sus cortes. El señor que manejaba el proyector cortaba impunemente trozos de la película, no tanto para que no viéramos los besos de los protagonistas, que también, sino para ajustar los horarios con la sesión para mayores que venía después y que tenía que empezar a las ocho en punto.
Sé que desde entonces los tiempos han cambiado bastante. Demasiado quizás. Ya no existe la doble sesión infantil en los cines... Ya no hay que esperar al sábado por la tarde para comprar tres chuches... Ya no dejan a los niños ir solos al cine... Ya no…
Ahora bien… si es cierto que todo ha cambiado tanto… ¿Por qué se siguen pelando tan mal los “palotes”?
2 comentarios:
es que tienes las manos mu grandes,je
Pa mi que el alelo se ta quedao con ganas de contestarte. jejejeje
juuuuaaasssss
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