¡Ya está! ¡Todos han ganado!, como siempre. ¿Todos? Yo no, sinceramente creo que éste que suscribe ha perdido las elecciones. Aunque nadie me ha adscrito, pertenezco a ese grupo de ciudadanos – y dale con la palabrita – que estamos dentro del mayor partido que jamás pisó este país: REHENES PARA LA DEMOCRACIA. No hay condiciones ni condicionantes para pertenecer a él, esa es la ventaja. Puede entrar cualquiera que se sienta mal con nuestra Ley Electoral, esa que dice de sí misma que “pretende lograr un marco estable para que las decisiones políticas en las que se refleja el derecho de sufragio se realicen en plena libertad”. No, no lo ha conseguido. Libertad sí, pero sólo para algunos. Claro que también todo sería distinto si el señor D’hont se hubiera dedicado a fabricar zapatos para camellos o cualquier otra cosa inútil.
Ya expliqué en una “entrada” anterior que no entendía para qué valía el Senado en su configuración actual. Tampoco entiendo por qué debemos y tenemos que estar sujetos elección tras elección a los chantajes periféricos de minorías nacionalistas y pueblerinas. Ahora tampoco comprendo por qué si un alcalde es elegido mayoritariamente por un pueblo al final no acaba siendo el alcalde, que es, por otra parte – quizás la única -, lo que han querido sus vecinos. Y es que el chantaje en este caso viene por parte de los desertores y oportunistas, de los pequeños partidos que se han creado para conseguir un mísero concejal que les da ¿derecho? en un 90% de las ocasiones a manejar los hilos del urbanismo local, la perla municipal, la verdadera mina del Rey Salomón. Me gustaría ver esa estadística: ¿Cuántos concejales de partidos minoritarios acaban llevando esa parcela por toda la geografía nacional? Seguro que nos llevábamos una sorpresa morrocotuda, que decía mi madre.
Sería mucho más fácil que la persona que obtuviera la mayoría de votos fuera investido alcalde directamente, sin más historias, sin más pactos, sin más negociaciones, sin más… Y si no tiene la mayoría absoluta, que se las apañe, que se esfuerce, que intente convencer a los demás grupos de que lo que va a hacer es lo mejor para la ciudad, que negocie con sus rivales cada punto concreto de actuación para la localidad. Ese sería su mayor castigo: Tendría que trabajar.
Esto es sólo una idea de una persona que a lo peor no tiene ni idea, pero que está aburrido de que le tomen por tonto. Y que no se rían los favorecidos porque mañana serán los perjudicados. Y viceversa. Claro que si se piensa… los únicos perjudicados somos los CIU-DA-DA-NOS. Si no se piensa, también.
Ya expliqué en una “entrada” anterior que no entendía para qué valía el Senado en su configuración actual. Tampoco entiendo por qué debemos y tenemos que estar sujetos elección tras elección a los chantajes periféricos de minorías nacionalistas y pueblerinas. Ahora tampoco comprendo por qué si un alcalde es elegido mayoritariamente por un pueblo al final no acaba siendo el alcalde, que es, por otra parte – quizás la única -, lo que han querido sus vecinos. Y es que el chantaje en este caso viene por parte de los desertores y oportunistas, de los pequeños partidos que se han creado para conseguir un mísero concejal que les da ¿derecho? en un 90% de las ocasiones a manejar los hilos del urbanismo local, la perla municipal, la verdadera mina del Rey Salomón. Me gustaría ver esa estadística: ¿Cuántos concejales de partidos minoritarios acaban llevando esa parcela por toda la geografía nacional? Seguro que nos llevábamos una sorpresa morrocotuda, que decía mi madre.
Sería mucho más fácil que la persona que obtuviera la mayoría de votos fuera investido alcalde directamente, sin más historias, sin más pactos, sin más negociaciones, sin más… Y si no tiene la mayoría absoluta, que se las apañe, que se esfuerce, que intente convencer a los demás grupos de que lo que va a hacer es lo mejor para la ciudad, que negocie con sus rivales cada punto concreto de actuación para la localidad. Ese sería su mayor castigo: Tendría que trabajar.
Esto es sólo una idea de una persona que a lo peor no tiene ni idea, pero que está aburrido de que le tomen por tonto. Y que no se rían los favorecidos porque mañana serán los perjudicados. Y viceversa. Claro que si se piensa… los únicos perjudicados somos los CIU-DA-DA-NOS. Si no se piensa, también.
4 comentarios:
Alelo, tío, tú no tienes ni repajolera idea de qué es una mayoría de progreso, un partido llave, quién es Felipe Vela y otras gilipolleces indispensables para sobrevivir en esta época postelectoral. He dicho.
Sí, creo que si ese partido existiera barrería con mayoría absoluta.
Un abrazo!
Je
¿Y esto de FCC no será lo de Fomento de Construcciones y Contratas?
Si gobierna un tripartito avisadme para que no me pierda el WOMAD.
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