Cuéntame cómo pasó.



Anoche me sorprendí viendo “Cuéntame”. Me encontré con un reportaje sobre la Transición en el que participaban Alfonso Guerra, Santiago Carrillo, Nicolás Sartorius, Miguel Roca, Manuel Fraga, Ramón Tamames, Victoria Prego… auténticos dinosaurios de nuestra Constitución relatando las disquisiciones, luchas, dimes y diretes, huelgas y manifestaciones que se vivieron por todo el país para llegar a convertir a España en una Monarquía Parlamentaria. Y no me sorprendí porque tuvieran casi treinta años más cada uno de ellos – que los tenían -. Me llamó sobremanera la atención que destacaran la figura del Rey y la de la Iglesia como pilares fundamentales para poder conseguir esos fines.


¿El Rey? ¿La Iglesia? Mi recuerdo llega a ver nítidamente las burlas generalizadas de los niños que éramos por la peculiar forma de hablar del Señor de la Corona y sus discursos encabezados con la frase “la geina y yo…” y el respeto que por otra parte infundía todo lo relacionado con la casa del Señor, donde no cabía ni una media risa.


Con la sola consigna de “mirar siempre adelante, olvidando el duro pasado”, cerraron página y antepusieron Democracia a República y Monarquía a Dictadura, a pesar de apoyar con ello a un “niñato” que había sido mimado por el Caudillo, niñato que por otro lado se jugó el tipo más de una vez por enviar recaderos a los demonios del “Pecé” sin permiso de los próceres de la Patria. Y resultó.


Alabaron - y esto me sorprendió todavía más por la ideología política de la mayoría de entrevistados - el cambio de actitud de una iglesia que había apoyado el Régimen durante 35 años y su cambio de pareceres en el año 71, sin permiso de los fieles y con el Cardenal Tarancón a la cabeza. Llegaron a decir que gracias a que la Iglesia – con el apoyo del Papa Montini – se desvinculó del franquismo y no dieron el visto bueno a un partido político llamado “Democracia Cristiana” - porque, entre otras cosas, querían cristianos en todos los partidos - la Democracia llegó a buen puerto. Que sin esto nunca hubieran sido posibles las libertades que hoy disfrutamos. Sin esto y sin la legalización del Partido Comunista. La iglesia y los comunistas unidos en una causa común.


Ayer comí “Migas”. Un día de la Constitución de hace 19 años en mi casa había Migas para comer. Un día de la Constitución de hace 19 años mi padre dejó de existir. Durante muchos años no probé las migas por el dolor de su recuerdo. Ayer celebré la Constitución y mis recuerdos más íntimos haciendo unas suculentas “migas extremeñas”. Invité a mi madre a comer, aunque ella no sabía por qué. A la hora de la cena me acompañaron Alfonso Guerra, Santiago Carrillo, Nicolás Sartorius, Miguel Roca, Manuel Fraga, Ramón Tamames, Victoria Prego… Sólo eché de menos a Adolfo Suárez pero no tiene ya la cabeza para este tipo de fiestas. Fue un placer.




 
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