En el ancho estrecho de la clara oscuridad
vivo copiando palabras que se dejan numerar…
Por el claro oscuro de la estrecha anchura
paso buscando números que se puedan "palabrar"...
En la ciudad última cuadrará el círculo de nuevo, se cerrará el tiempo para nosotros. Y para los que fueron como nosotros... Sé que será allí, a la orilla misma del sosiego. Junto al bronce del muelle del Rey antiguo seremos testigos privilegiados del acontecer y comprobaremos con asombro – porque a pesar de todo, todavía cabe la sorpresa - cómo en medio de esa apacible bruma, de esa extraña tranquilidad, una sombra sonríe. Y no dice nada. Porque al que todo sabe no le hacen falta palabras. Y luego vendrá el río con su majestad. Y se encargará - como sólo él sabe cursar - de la lluvia caída, para que llegue despacio hasta el mar de la media luna, en una expedición infinita, sin retornos, sin preguntas vanas, sin respuestas indeseadas. Siempre fue así en la tierra que guarda la paz. Siempre será así donde reside la saudade. Por eso sé que en ese enclave está el final. Entonces, descubriremos que el Reparador de Sueños nos ha estado guiando durante todo el camino y que gracias a él y a sus mágicos abracadabras hemos podido llegar hasta el lugar donde las heridas curan sin remedio. Y no hará falta que nadie sople más, porque el viento de la noche se habrá llevado las nubes que colmaron y calmaron una sed que nunca pedimos, que jamás tuvimos.
No sé cuándo ni cómo - tampoco me preocupa -, pero hoy siento que hay que iniciar ese viaje. Sin dilación. El futuro, si es que existe, no espera…
Abracadabra, pata de cabra… yo este conjuro voy a hacer, me tienes que creer… Abracadabra, pata de cabra…
vivo copiando palabras que se dejan numerar…
Por el claro oscuro de la estrecha anchura
paso buscando números que se puedan "palabrar"...
En la ciudad última cuadrará el círculo de nuevo, se cerrará el tiempo para nosotros. Y para los que fueron como nosotros... Sé que será allí, a la orilla misma del sosiego. Junto al bronce del muelle del Rey antiguo seremos testigos privilegiados del acontecer y comprobaremos con asombro – porque a pesar de todo, todavía cabe la sorpresa - cómo en medio de esa apacible bruma, de esa extraña tranquilidad, una sombra sonríe. Y no dice nada. Porque al que todo sabe no le hacen falta palabras. Y luego vendrá el río con su majestad. Y se encargará - como sólo él sabe cursar - de la lluvia caída, para que llegue despacio hasta el mar de la media luna, en una expedición infinita, sin retornos, sin preguntas vanas, sin respuestas indeseadas. Siempre fue así en la tierra que guarda la paz. Siempre será así donde reside la saudade. Por eso sé que en ese enclave está el final. Entonces, descubriremos que el Reparador de Sueños nos ha estado guiando durante todo el camino y que gracias a él y a sus mágicos abracadabras hemos podido llegar hasta el lugar donde las heridas curan sin remedio. Y no hará falta que nadie sople más, porque el viento de la noche se habrá llevado las nubes que colmaron y calmaron una sed que nunca pedimos, que jamás tuvimos.
No sé cuándo ni cómo - tampoco me preocupa -, pero hoy siento que hay que iniciar ese viaje. Sin dilación. El futuro, si es que existe, no espera…
Abracadabra, pata de cabra… yo este conjuro voy a hacer, me tienes que creer… Abracadabra, pata de cabra…
1 comentarios:
Espero verte hoy y darte un abrazo navideño, mi amigo.
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