La bailarina





Anoche vino a verme. Me sorprendió asido firmemente a los brazos de Morfeo…


… Todavía en pijama, paseaba por un mercado medieval contemplando con desgana los aparejos que los tenderos voceaban y los tenderetes ofrecían. Uno de ellos reclamó mi atención: El vendedor de sueños, decía el letrero improvisado con pintura roja y letra infantil que adornaba su cabecera. Miles de marionetas, peleles, espantajos, monigotes, fantoches y guiñoles se amontonaban en lo que me pareció aquel reducido espacio.


¿Cuál se lleva? Me dijo el titiritero con la seguridad del que sabe quién es comprador de sueños - porque en estos días si es por un buen sueño, estoy dispuesto a pagar siempre -. La que usted quiera, le dije sin darme tiempo siquiera a reflexionar para qué querría yo un artilugio de esos. Yo nunca las elijo, continuó hablando el enigmático vendedor, ellas le elegirán a usted. Introduzca la mano y se sorprenderá.


Desde el fondo de la montonera un pequeño brazo de trapo pareció engancharse a mí. Emergió una vieja y sucia marioneta vestida de color rosa y gasas en la cintura, pelo rubio de crin de caballo, sin cruceta de madera, con los hilos que la movían antaño cortados a ras y con aspecto ¿cansado?


Desaparecieron mercado y mercaderes, un espacio nuevo apareció para aquella ¿bailarina? de trapo y para mí. De repente, mi marioneta cobró vida, comenzó a moverse lentamente hasta aferrarse como una hiedra a mi cuerpo mientras un vals de fondo hacía irresistible el movimiento giratorio y acompasado de ambos sobre mis pies. Durante unos minutos la danza me hizo olvidar la realidad, durante unos minutos me sentí flotar, durante unos minutos… lará, lará, lará…


En ese momento la miré. Ella levantó su cabeza y me ofreció lo que me pareció un dulce beso en la mejilla. En ese mismo instante sus articulaciones dejaron de funcionar y cayó al suelo totalmente inmóvil. La tela había vuelto a apoderarse de su cuerpo. Me agaché rápidamente para recogerla y ni siquiera la pude tocar. Entonces desperté.


En la madrugada vino a verme… para decirme adiós.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que precioso sueño!!
Quizá vuelvas a encontrarte con el vendedor de sueños y la marioneta vuelva a elegirte.
:)

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Esta noche me dormiré pensando en el relato. Tengo la intuición de que puede ser la llave para entrar en ese mercado de sueños que has creado, o blogueado, o... qué más da. Necesito una dosis de "suavonina" para engrasar mi corazón cansado.
Gracias de corazón por compartirte.
Flip.

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