El azar


Durante muchos años buscó su presencia entre los mejores sueños, pero no halló más que retazos borrosos, en blanco y negro, de una imagen adolescente, de amigos jugando a ser mayores y de risas compartidas por culpa de una edad desenfadada. De vez en cuando ella volvía a su lado para decirle que estaba ahí, en la otra orilla, para que le preguntara cómo podía llegar hasta ese lugar y para averiguar qué había sido de la naturaleza bravía que habitaba aquel ser entonces. Pero él, distraído, sólo alcanzaba a ver una sonrisa. Porque él, entonces y ahora, sólo podía ver sonrisas que luego almacenaba en su alma para siempre. Después ella volvía a desaparecer dejándole un extraño dolor melancólico recostado sobre su inteligencia.

Hoy la ventana que le conecta a la realidad – o el azar, que puede ser lo mismo - la arrastró hasta el centro mismo de sus evocaciones. ¿Cuántos años han pasado? Casi el doble de la edad que tuvieron aquellos días. Es mucho tiempo, él lo sabía. Tal vez una vida que no tuvieron, quizás una existencia que no fueron. Y recordó de repente cómo la luna llena movía a su antojo en aquella noche de verano las olas de aquella playa en un vaivén acompasado mientras él, inconsciente, se aferraba desesperado a la blanca arena para que no se esfumara aquel momento donde espacio y tiempo se habían detenido para los dos. Sólo una imagen. Sólo unas palabras. Acaso unas manos entrelazadas. Volvió a su conciencia una promesa perdida en una noche de agosto: Si tu quieres, la distancia entre nuestros mundos no será un obstáculo insalvable.

Hoy recordó un nombre olvidado, una promesa que no pudo cumplir, una playa que todavía conserva en un apartado oscuro del corazón y, detrás de todo aquello, una sonrisa. También descubrió que sus mundos siempre estuvieron al lado, que nunca existieron más barreras que las que su inexperiencia inventó y que no supo darse cuenta en su momento…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo... Si. Que tiempo tan feliz; cuanta angustia.
No te extrañe mi silencio. A veces, el taller reclama a los robots que no funcionan bien

Camy dijo...

Siempre existe el" momento" ¿de la melancolía?. Imaginamos una continuación feliz de algo que pudo ser...¡dejémoslo en diferente!

alelo dijo...

Pues sí, Turu, se te echaba de menos. Espero que todo haya ido bien.

Camy, es que está empezando a llegar el otoño y a mí se me va la cabeza.

Un abrazo para ambos.

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