Esto es un camelo…

…O no. Que no lo sé. Me llama poderosamente la atención que cuando leemos un post en un blog amigo siempre creemos que detrás de las palabras virtuales viven los sentimientos reales de aquel o aquella que lo escribió. Parece que literatura y ser humano viajan juntos: No se puede escribir lo que uno no siente o no ha vivido.

Sin embargo creo que no tiene que ser necesariamente así, sobre todo porque hay excepciones: Desde que me conozco – y no fue ayer, lo aseguro – por los alrededores de mi cabeza no dejan de pasar situaciones extrañas, imaginadas, tergiversadas, retorcidas, inventadas,… que nada tienen que ver con el sujeto que cada mañana va al trabajo. Y quizás esto sea lo mejor de tener una bitácora, la posibilidad de inventar otra vida a través de la palabra.

A mí lo que me gusta es escribir, jugar con las letras, componer historias en silencio. Hablar de lo que me pasa y de lo que no me ha ocurrido ni me ocurrirá nunca. De historias cercanas, pero también de aquellas que mi imaginación desbordante me trae de vez en cuando a la orilla del teclado, hayan sucedido o no. El señor que vive detrás de la ventana es un señor como otro cualquiera, pero el monstruo que se atreve a plasmar todo tipo de sentimientos en la red es otra cosa. Mejor o peor, pero otra cosa.

Desde que abrí el blog me he convertido, de alguna manera, en el británico Linus Daff, el inventor de historias de la novela de Marta Rivera de la Cruz, cuyo oficio, con el que se ganó de forma sobrada la vida, era el de inventar pasados para quienes su vida anterior suponía un lastre. Yo, sin embargo y a diferencia del personaje de la novela, intento inventar sueños y los plasmo, sin pensar en sus consecuencias, en el papel. Sean verdad o no, que eso no es importante. Lo realmente importante es despertar en los demás sensaciones. ¿Qué haríamos si no sintiésemos nada? Y es que al final nunca son iguales sensaciones que las del sujeto que escribió en origen: Mil personas leen, mil visiones tendrán.

Si el blog es un trabajo, el mío – hoy pienso así, mañana no lo sé - ha consistido hasta ahora en crear sueños que tuvieran más virtudes que defectos, más positivos que negativos, más héroes que villanos…, sueños que se miran en un espejo que devuelve imágenes mejoradas, porque nadie se mira en un espejo para verse viejo, siempre busca lo mejor de aquello que devuelve el cristal. Y para lo que digo existe un problema: Sólo cuando alguien se compara con el individuo que se reflejaba en el mismo espejo años atrás parece tener noción del paso del tiempo. Envejecemos delante de los espejos sin darnos cuenta. Sólo la visión de la imagen actual comparada con la del pasado ante cualquiera de los varios que pueblan nuestras casas o de los múltiples escaparates que pueblan nuestras ciudades - ¿Quién no observa su cuerpo o su silueta al menos tres o cuatro veces por jornada? – hace que no notemos el cambio definitivo, destructivo y cruel que opera silencioso en nuestros cuerpos. Es entonces cuando nos venimos abajo y dejamos de soñar.

Pues sepan ustedes, si acaso hay alguien detrás de mi ventana, que yo no voy a envejecer. Quiero seguir inventando sueños, aunque sean imposibles. Ya encontraré la pócima que me ayude a conseguirlo. He dicho.

5 comentarios:

Turulato dijo...

Estoy rarito, así que no tomes mucho en cuenta mis palabras. Acabo de superar la admisión en el taller y me han puesto a régimen.. Solo te diré que esta mañana he intentado disputarles a los gatos del patio del gimnasio su comida; los muy c....... eran demasiados.

¿Quién eres, quién soy?; ¡y qué importa!. Ya dije en esta tu casa que no creo en la palabra, pues en la mayoría de las ocasiones es el maquillaje que oculta la desvergüenza.

Pero tu palabra es potente, seductora. Está llena de vida. Muestra tus ganas de catar la existencia.
Y por eso me sumerjo en ella. Porque, aunque soy miserable, me gusta vivir. Porque me da igual si eres alto o bajito, si conduces bien o eres un peligro; lo que me importa es que alguien me haga viajar hacia sueños y sentimientos.

Pasan los días; pasaron los años. Me voy yendo poquito a poco; lo se, lo acepto. Y más que contemplarme en los espejos, me gritan mis imposibles.
Por eso Alelo eres importante. Porque en este blog y su palabra encuentro cachitos de vida. Y me siento vivo.

Suena Massachusetts ... Bee Gees

alelo dijo...

Turu, siempre tengo en cuenta tus palabras, lo que pasa es que casi nunca sé qué contestar. Gracias por todo. Un abrazo y ánimo.

Camy dijo...

En parte muy de acuerdo contigo y con Turulato. la persona que está al otro lado de la pantalla, el que escribe y cuenta, no tiene porqué ser igual a lo que relata y siente. Algún "cachito" nuestro siempre se cuela.Cada uno escribe por una razón parecida pero a la vez muy diferente. También nos agrada que guste lo que colgamos ya que dejamos abiertos los comentarios. La mínima vanidad está con nosotros. O la máxima.¡no!.No me interesa saber quién es y como es la persona que está al otro lado y considero que a nadie a de importarle como soy yo. Ni tan siquiera pretendo imaginar como eres tú. tu vida, tu mundo, tu familia, tu trabajo, tus amigos, no entran en esto. Vengo a este Jardín porque normalmente lo adivino interesante, sarcástico, serio y divertido, a veces.
¿Y por qué digo todo esto?

un beso

Anónimo dijo...

Hola, y gracias...
Escribir es algo fantastico. Dar rienda suelta a lo que llevamos dentro, inventar historias, meterse en la piel de un desconocido y sentir que respiras que andas y te mueves como alguien que no eres, es algo maravilloso. Si, ademas lo puedes compartir pues es un sueño y una delicia.
Un besito

Anónimo dijo...

Alguna vez me han pretendido consolar o animarme, o se han lanzado a darme consejos, incluso criticar alguno de los personajes. Lo curioso,como tú cuentas, es que el post era totalmente imaginado.

Por cierto que yo ya he cumplido en este mundo, tengo un hijo, un Blog y planté un árbol.

Un saludo

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