Sonó el ding-dong que anunciaba un nuevo mensaje en mi móvil. Rápidamente lo abrí. No daba crédito a lo que me habían enviado: “Cuando vayas por la cuneta, por lo menos dime adiós… ¿o ya no te acuerdas del polvo de anoche?”
Al principio me hizo gracia y pensé que no me acordaba de lo que había hecho la noche anterior, aunque todo indicaba que lo había pasado bastante bien. Después recordé que desde hace unos años no salgo nunca solo, por lo que decidí llamar a la persona que me había mandado tan cariñoso recado:
-- ¿Dígame?
-- Hola, buenas tardes. Sólo quería decirte que te has equivocado de cuneta, de polvo y de número de teléfono…
No sé por qué pero me pareció que la chica pasó bastante vergüenza...
Al principio me hizo gracia y pensé que no me acordaba de lo que había hecho la noche anterior, aunque todo indicaba que lo había pasado bastante bien. Después recordé que desde hace unos años no salgo nunca solo, por lo que decidí llamar a la persona que me había mandado tan cariñoso recado:
-- ¿Dígame?
-- Hola, buenas tardes. Sólo quería decirte que te has equivocado de cuneta, de polvo y de número de teléfono…
No sé por qué pero me pareció que la chica pasó bastante vergüenza...
5 comentarios:
Perdona por dar tu telefono. Para la próxima daré el de alguno que sepa que no va a contestar....
jajaja
solo te pasan estas cosas a ti
Juancar, es que el mensaje lo leyó la mujer que domina mis sentimientos sin darme cuenta y le pareció raro. Creo que no le hizo gracia.
Rosita, esas cosas me pasan a mí y la chica que envió el mensaje por error. Digo yo.
Pásame el número tio...
...o por lo menos díme que cuneta.
Muy bueno Alelo
jejejeje
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