“El 18 de julio de 1936 sorprendió a los maestros españoles de vacaciones. Entonces no sabían que aquella fecha daba inicio a la más penosa etapa que iban a vivir los docentes en España. Tanto, que algunos historiadores no dudan cuando dicen que fue el colectivo más castigado por la represión franquista. ¿Por qué? "Se les consideraba responsables de haber inoculado en la sociedad y en las mentes juveniles el virus republicano. Los maestros estaban muy posicionados políticamente, eran progresistas y de talante reivindicativo", explica el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca Francisco de Luis Martín, autor de La FETE en la Guerra Civil española”. El pais.com
- Tío, háblame de la Guerra Civil, de la depuración de tus abuelos… ¿Es cierto que tu abuelo se adhirió al Régimen?
- Lo “adhirieron”, sobrino, los adhirieron… a ellos y a todos los que no fusilaron… Era así. Iban a por uno, lo subían a un camión y nunca más lo volvías a ver. Luego se hacía correr el rumor o la noticia del fusilamiento por el pueblo y empezaban las risas y las amenazas a todo aquel que pudiera ser sospechoso… Tu abuelo intercedió en una ocasión por un vecino y le dijeron que o se apartaba o él también iba al camión… Y lógicamente se apartó.
- Pero fusilaron a tres maestros… y a tu abuelo, que también era maestro y fue declarado “francamente izquierdista”, no…¿por qué?
- No. Sólo fusilaron a Don Severiano. A los demás no, a ninguno. Don Severiano era comunista y se lo llevaron, en parte para que sirviera de escarmiento a los demás, en parte por odio hacia todo lo que representaba… O te fusilaban o te “anexionaban” al Régimen, siempre con sorna y escarnio públicos…
- Ya, pero tu abuelo ¿se adhirió o no se adhirió al Régimen?…
- Que no, sobrino, que las cosas eran más complicadas y más simples a la vez… Primero tienes que intentar ponerte en el contexto adecuado, tienes que viajar hasta el año 36 e intentar entrar en esa sociedad, en esas gentes, en esas economías... Nadie sabía qué hacer. Todo fue un caos. Mi abuelo era entonces maestro en Jaraiz, la abuela maestra en un pueblecito de Ávila llamado Navalperal de Pinares y mi padre Letrado del Ministerio de Trabajo en Cáceres. El alzamiento se produjo en verano, el dieciocho de julio estaban todos de vacaciones en el pueblo… Entonces nadie se pudo mover de allí y mi padre fue el primero en ser depurado por desertar, decían, de su puesto de trabajo. Al parecer, y esa fue la excusa, tenía la obligación de presentarse el día 19 a primera hora en su puesto de trabajo…
- Y ¿por qué no se presentó?
- No compareció porque estaba en otra localidad, a más de cien kilómetros de aquella época de su lugar de trabajo y los desplazamientos eran imposibles en esos días… Además, él estaba de vacaciones, no tenía por qué acudir… o a lo mejor tampoco quiso. No lo sé... Pero peor le fue a su compañero, ese sí estaba en Cáceres y tampoco se presentó… Ese nunca tuvo excusa… Ese acabó mal.
- ¿Cómo dices? … pero lo de tu padre… ¿no ocurrió años después? Siempre creí que fue después de la guerra, como represalia por lo de tus abuelos…
- No, todo sucedió a la vez. Y como comprenderás la situación se antojaba muy complicada… No supieron qué hacer… No sabían a dónde acudir… Sin trabajo… Con hijos a cuestas… Debieron pasar mucho miedo… Llegaron a pedir audiencia al mismísimo Gobernador Civil pero no encontraron respuesta…
- ¿Entonces?
- Entonces tiraron de la familia… Y tuvieron suerte. La familia de mi madre, tu abuela, era de derechas… Mi abuelo materno perteneció a la CEDA y sus hijos y sobrinos, todos o la mayoría de ellos, eran falangistas…Y les sirvieron de paraguas. Un alto cargo de la Falange provincial, que curiosamente era hermano de la abuela María (así llamaban en casa a Pilar Albalá), la maestra roja, la que puso la bandera republicana como cortinas en su aula, les dijo que lo mejor es que se fueran a vivir con ellos hasta que “escampara”… Que se metieran en casa de los padres de mi madre, de mis abuelos, de tus bisabuelos… que allí no tendrían “cojones” para ir a buscarlos…
- Y ¿qué hicieron?
- No tuvieron otra opción, sólo podían obedecer. Mi padre, mi madre y mi abuelo paterno estuvieron viviendo durante tres años en la casa de mi abuelo materno… Bajo un mismo techo los consuegros, uno de la CEDA y otro de izquierdas. ¡Imagínate! Nadie se atrevió a ir a buscarlos a casa de una familia de derechas y bien relacionada. Por eso creo que se salvaron…
- Dices que tu padre, tu madre y tu abuelo vivieron en casa del abuelo materno… y la “abuela María”… ¿Dónde estaba la “abuela María”?…
- La abuela tuvo que irse a Navalperal y volvía sólo en verano… De todos modos, la depuración de la abuela fue corta si la comparamos con la de su hijo… él fue el que peor lo pasó: mi padre, tu abuelo… Durante diez años estuvo apartado de su trabajo, viviendo de los escasos ingresos que le proporcionaba un Despacho de Abogado en un pueblo que lo tenía señalado,… Llevaba los pleitos de gente como él... gente sin recursos...
- Ya, pero el abuelo volvió a su puesto de trabajo… yo lo conocí en él...
- Tuvieron que pasar diez años… le obligaron a reincorporarse en lo que denominaban “Zona de Castigo”. No había otra opción. No podía elegir destino… Bueno, sí… Le ofrecieron dos lugares para trabajar como “Zona de Castigo”: Jaén y Cáceres…
- Y eligió Cáceres…
- Claro, por eso terminó en Jaén… De eso se trataba… Zona de castigo… Te doy a elegir Guatemala o Guatepeor… Elijo Guatemala… Pues a Guatepeor… Estuvo en Jaén varios meses… hasta que alguien intercedió por él…
- Impresionante…
- El resto de la historia ya la conoces… Vente un día a Madrid y te lo enseño todo… Tengo todos los documentos, cientos de papeles, boletines, nombramientos, ceses,… Te gustará.
- Iré pronto.
Sixto Moreno y Severiano Nuñez con un grupo de alumnos.
5 comentarios:
Bien, así me gusta más. Ahora mándaselo a Mª Antonia, que lo mismo hace una segunda parte del libro contando lo que a ella le parezca bien contar, que esto está muy bien, pero ella sabrá dramatizarlo a su interés según convenga. Por eso yo no le cuento lo de mis abuelos y bisabuelos, que ya te contaré un día al amor de un buen platito de jamón bajo juramento de no usarlo.
Está bien explicado, pero dudo que muchos sean -seamos- capaces de imaginar el ambiente que vivieron y que es el que realmente permite comprender lo ocurrido.
Un abrazo
Había muchas circunstancias que determinaban la suerte de cada cual. Y una de ellas, quizás la más importante, era que el que fue nombrado Alcalde de Jaraiz, Albino Fernández, era amigo desde la infancia de mi abuelo. Y esa suerte no la tuvieron todos...
¿cuantas rencillas personales se saldarían por aquellos días con el "¡¡ese!!, ese es un rojo, o ¡¡ese!!, ese es un fascista, porque hubo de todo en todos lados"?. Muchas veces, como dices en tu comentario, creo que todo fue cuestión de suerte, buena para algunos e irreparable para otros.
Albino Fernández Pérez ha sido con diferencia el mejor alcalde que ha tenido Jaraíz de la Vera, de hecho el pueblo está prácticamente como lo dejó, incluso peor porque urbanísticamente es un desastre. En cierto que fue en tiempos de franco, pero no fue un alcalde franquista, que es distinto, y ayudó a todo el que pudo e incluso puso dinero propio para el Ayuntamiento, para todos.
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