El público internauta parece interesado en la ropa interior masculina y es un tema, lo he comprobado, del que casi nadie escribe. Si esto que digo no fuera cierto ¿por qué hay tanta gente consultándole al Señor Gugel por tallas, colores, tipos y demás zarandajas de la ropa interior? Me dicen que es muy fácil comprar calzoncillos, que soy un exagerado, que hoy las cosas se hacen con más naturalidad… Y a lo peor tienen razón y yo sólo soy fruto de una educación arcaica y trasnochada. A lo mejor no la tienen. Si no me creen, que no tienen por qué hacerlo porque me lo puedo estar inventando, pregunten a sus hermanos, padres, novios, maridos o hijos por la talla que usan, ya verán que la mayoría de los entrevistados no tendrá ni idea o nunca habrá comprado “de eso” porque “de eso se ocupa tu madre”.
Ahora bien, ¿qué pasaría si nosotros en vez de usar slips tuviéramos que utilizar, por una mutación genética de la madre naturaleza, braguitas y sujetadores?
Ya estoy viendo a algunos que conozco intentando explicar a una humilde vendedora que los “wonderbrá” no le sientan bien porque se le suben en exceso las tetas o abriéndose la camisa de par en par en medio de la tienda para que pudieran comprobar en directo su talla.
Pero peor, si cabe, sería lo de las bragas, porque un hombre con tanga- que es lo que se lleva ahora, creo - se convierte ipsofacto en un Fórmula 1. A ver quién es el guapo que aguanta una tira de tela enganchada todo el día entre las dos paredes rocosas del lugar donde la espalda pierde su honroso nombre sin parecer que tenga mucha prisa por llevar el culo “palante”.
Dejaré para otro capítulo lo de los “picardías”, esas prendas que se inventaron para incentivar la imaginación de unos hombres a los que en el asunto erótico no había que incentivar nada. Más bien lo contrario. Y si esto no fuera así ¿para qué se inventó el bromuro?
Ahora bien, ¿qué pasaría si nosotros en vez de usar slips tuviéramos que utilizar, por una mutación genética de la madre naturaleza, braguitas y sujetadores?
Ya estoy viendo a algunos que conozco intentando explicar a una humilde vendedora que los “wonderbrá” no le sientan bien porque se le suben en exceso las tetas o abriéndose la camisa de par en par en medio de la tienda para que pudieran comprobar en directo su talla.
Pero peor, si cabe, sería lo de las bragas, porque un hombre con tanga- que es lo que se lleva ahora, creo - se convierte ipsofacto en un Fórmula 1. A ver quién es el guapo que aguanta una tira de tela enganchada todo el día entre las dos paredes rocosas del lugar donde la espalda pierde su honroso nombre sin parecer que tenga mucha prisa por llevar el culo “palante”.
Dejaré para otro capítulo lo de los “picardías”, esas prendas que se inventaron para incentivar la imaginación de unos hombres a los que en el asunto erótico no había que incentivar nada. Más bien lo contrario. Y si esto no fuera así ¿para qué se inventó el bromuro?
3 comentarios:
y lo bien que te quedaría a ti un tanga...jaja
Eso no va a poder ser... me lo prohíbe mi religión.
Que lo sepas.
Alelo.
Cagondié mbreee, no me hagai pensá cosas raras que aluego me sueño.
Aunque bien mirao, si al alelo le tiñes de rubio, le pones unas gafa doraita alrevés y un tangazo de leopardo ... JODER !!! ES RAPPEL!!!
ufff, que mal rato
PD : ya lo sabe pa los carnavale
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