Llevo varios días sin historias que contar. Llevo varios días intentando plasmar en el papel sentimientos o historias deformadas convenientemente para no herir las susceptibilidades del lector y, por supuesto, del autor – al que también hay que tener en cuenta -. Llevo varios días en la equivocada creencia de que hay una obligación moral y mayor que me lleva a alimentar de palabras esta bitácora, aunque acaben siendo mentiras. Llevo varios días diciéndome a mí mismo que el blog es un entretenimiento y no una condena a cadena perpetua, una forma de sacar textos o “partes del otro yo vagabundo” que de otra forma nunca llegarían a ser al exterior, que es donde vivimos los demás.
El señor que vive dentro de mí y que me cuenta las cosas que digo y a veces transcribo parece dormir, plácidamente. Un sueño profundo que le impide sostener conversación alguna con alguien tan importante para él como el que esto escribe, que no es otro que el que le soporta y le escucha cuando a él le viene en gana. Y yo, el que vive en el mundo virtual, no soy capaz de juntar una sola letra sin su ayuda. Las cosas que veo y siento no llegan al papel, no creo que tengan una entidad suficiente para ser públicas. A lo mejor las que sí llegaron a los demás en otro tiempo tampoco tenían esa entidad, pero el estado de ánimo fue en ese momento diferente y vieron la luz… o el ocaso, que todo puede ser.
Quizás la primavera - tan querida por unos, tan apartada por mí - está haciendo otra vez de las suyas. ¡Cuán lejos queda el Otoño! ¡Qué largo me lo fiáis Don Diego!
El señor que vive dentro de mí y que me cuenta las cosas que digo y a veces transcribo parece dormir, plácidamente. Un sueño profundo que le impide sostener conversación alguna con alguien tan importante para él como el que esto escribe, que no es otro que el que le soporta y le escucha cuando a él le viene en gana. Y yo, el que vive en el mundo virtual, no soy capaz de juntar una sola letra sin su ayuda. Las cosas que veo y siento no llegan al papel, no creo que tengan una entidad suficiente para ser públicas. A lo mejor las que sí llegaron a los demás en otro tiempo tampoco tenían esa entidad, pero el estado de ánimo fue en ese momento diferente y vieron la luz… o el ocaso, que todo puede ser.
Quizás la primavera - tan querida por unos, tan apartada por mí - está haciendo otra vez de las suyas. ¡Cuán lejos queda el Otoño! ¡Qué largo me lo fiáis Don Diego!
8 comentarios:
Un placer leerte, Jose. Como siempre.
No dejes de escribir (escribirnos, escribirte) si no el encanto se pierde... por mucho que ese encanto pueda estar en tomarnos una cervezas un día de estos, no??
Un abrazo
Pues escribas o no, seguiré viniendo. Es agradable.
Unas veces, las musas fluyen por todas partes y otras veces, la sequía quiebra la inspiración. Con plasmar el momento que estás viviendo has aportado una historia con la que, al menos yo, me siento identificado. Saludos desde Papirowebxia.
Por ese yo -tuyo- que no te llega ahora en primavera, voy a buscar tu inspiración y conversaciones de otoño, que tengo la impresión me va a gustar,.
Iniciaré un viaje al pasado a ver que es lo que has escrito.
Este no escribir ya me gusta.
Jose zafra.- Agradecido siempre. Lo de las cervezas cuando quieras. Será un placer.
Turulato.- Lo de agradable es recíproco. Yo también seguiré yendo allí. Es una ventaja que en internet las puertas estén siempre abiertas aunque el dueño no se encuentre en casa.
Victor.- Muchas gracias y bienvenido. También visito tu casa de vez en cuando, aunque no opine.
Camy La primavera en mi tierra es corta pero muy intensa. Y a mí me gusta más el Otoño. Bienvenida. Por cierto, no viajes mucho a mi pasado... lo mismo te encuentras con alguien más joven y luego te decepcionas.
Sabes? el día que me tome mi blog como una obligación iré al panel general y pulsaré 'borrar blog' y sanseacabó.
No sientas nunca la obligación de escribir, no tienes que entretener a nadie, hazlo cuando y porque te apetece, es así de sencillo, no hay más. Hoy, por no tener nada que contar, has sacado más de lo que imaginabas. A veces nos complicamos buscando algo que creemos valioso cuando el tesoro de verdad sale por si sólo. Ánimo, ya pronto empiezan a caer las hojas de nuevo.
Eva.- Escribo cuando, como y porque quiero. Eso lo tengo claro. El problema es que hemos creado un bicho al que parece que hay que alimentar. Me refiero a las sensaciones, a la necesidad de actualizar de vez en cuando el blog para que no se me olvide que tengo uno o se muera por inanición. Y sí, tengo que entretener a alguien muy importante: A MÍ.
Gracias por la visita.
te entiendo...yo también tengo un blog y es como una droga...cuanto más cariño te da la gente y más te agradece lo que haces...más ganas te entran de currar
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